Ayer, en un  templo lleno de fe, como siempre ocurre en las grandes noches de Champions, ese especial Real Madrid, el que parece el hermano gemelo bueno del que hizo el ridículo ante el Villarreal, no sé si por generosidad o por descontrol cerebral –estoy de alegre coña– dejó salir vivo al Chelsea de Frank Lampard. La cantidad de goles que pudiesen haber caído si se hubiese afinado la puntería, o tomado las decisiones correctas, en las cercanías del territorio Kepa habrían dejado la eliminatoria definitivamente sentenciada. Desgraciadamente  no fue así y aunque parece que tenemos las semis al alcance de las manos hay que volver a hacer historia en Stamford Bridge.

Carletto, recordando la gesta del Campo Nuevo, alineó el mismo equipo. En esta ocasión el rendimiento de algunos jugadores (Camavinga o Rodrygo) no fue el mismo. Al francés lo marcó una temprana amarilla que le adjudicó su desequilibrado – me refiero  a las decisiones arbitrales, y si no lo tienen claro, hablen con Dani Carvajal–   compatriota Letexier y el brasileño, simplemente, no tuvo su día y no le salió casi nada de lo que intentó. Pero bueno, ahí estaban, para compensar, el Vini –que ni siquiera necesitó marcar para ser el MVP del partido–, Benzema, Modric, Kroos –gran partido en defensa–, Militao y Dani Carvajal. Una vez más se demuestra que un Madrid motivado, en su competición fetiche, es muy difícil de vencer.

El partido fue entretenido, abierto, y, tempranamente marcado por dos justas amarillas –la ya mencionada a Camavinga y la del supuesto máximo defensor del Cohete de Río, Fofana– que dieron más libertad a los atacantes de ambos bandos por esa zona del campo.  El Chelsea, que decidió no presionar muy arriba y colocó una defensa de cinco, dejó claro en su planteamiento que querría amarrar un resultado remontable en casa. No le funcionó el plan y los blancos se adueñaron del partido, casi, de principio a fin, excepto puntuales contras blues neutralizadas por Militao, Courtois y,  más tarde, Rüdiger.

Con el temprano gol del Benzema (minuto veintiuno) el Madrid estuvo cómodo durante toda la primera parte. En la segunda la gran aportación de Rodrygo fue provocar la justa roja a Chilwell, que trató de parar su imparable escapada, tras excelente pase del Pajarito Valverde, por las malas. Jugando contra diez lo que mandan las leyes es ir a machacar y, por ello, Carletto, pocos minutos después, dio entrada al renacido Asensio y este, asistido por el anjo brasileiro, marcó el segundo y definitivo gol.

Satisfecho con el rendimiento del equipo y con los cambios oportunamente realizados por Ancelotti. Ahora toca seguir manteniendo la cabeza en orden para cerrar el pase el próximo miércoles.

¡Hala Madrid!