En el mismo paquete mediático que incluyó el cómodo partido ante un flojito Elche estuvo la noticia de la rentable “inversión” arbitral del Fútbol Club Barcelona. Que ese vice-presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreira tan bien pagado con dinero azulgrana fuera, además, íntimo amigo del  eternamente sospechoso Victoriano Sánchez Arminio nos lleva a concluir que esto no puede terminar en una mera noticia deportiva de segunda categoría y que este caso de evidente corrupción no puede quedarse una bien medida y neutra respuesta del CTA. No sé si Medina cantará lejos esta vez, pero lo que sí tengo claro es que el Real Madrid, si su presidente no se amilana y cumple con su sagrado deber de defender los intereses del club, tiene que exigir una investigación a fondo y presentarse, si fuese menester, como parte supuestamente afectada en un necesario proceso contra el opaco Negreira. 

Y ahora, ya desahogados, pasemos de la negra corrupción a la clara victoria contra los Caballeros de la Bella Dama de Ídem que, con la obligada ausencia del Vini, no tuvieron necesidad de repartir mamporros. Lo cierto es que la defensa de los chicos de Machín no fue como para animar a los suyos a mover maracas: en media hora el Madrid tenía el partido encarrilado tras temprano golazo de Marco Asensio y un claro penalti, por mano en el área, que se encargó de marcar Benzema y, como consecuencia de ello, hacer bajar a Raúl un escalón del podio de máximos goleadores blancos en liga. Luego lo reafirmó tras otro claro penalti a Rodrygo casi al borde del descanso. Desde ese mismo instante nos quedó claro que, con esa cómoda diferencia, en el segundo tiempo llegaría el relax.

Carletto, con Alaba, Militao y Carbajal ya recuperados pero con la baja de Kroos y la ya mencionada de Vini  por acumulación de tarjetas reestructuró el equipo y devolvió al bueno de Eduardo Trenzas largas a su posición de pivote central, escoltado, y muy bien, por Ceballos y el Pajarito; Alaba heredó el lateral izquierdo y el siempre cumplidor Nacho se tomó el control del centro izquierdo de la defensa; Rodrygo y Asensio se repartieron los extremos izquierdo y derecho y Benzema, como siempre, estuvo donde le dio la gana. Lunin, afortunadamente, tuvo una noche tranquila.

Nada más comenzar la segunda mitad se notaba que Rodrygo quería un gol, pero Badía, batido en tres de ocasiones se lo negaba una y otra vez, y también a Benzema y a Asensio. Pero luego llegaron los lógicos cambios y  un fresco Lukita Modric, volvió a demostrar, con un golazo en el  ochenta que tiene que seguir vistiendo de blanco la próxima temporada…, y Ceballos también. O sea, que aún con el lastre de los minutos de desconexión, marcamos otro y lo que más anima a Carletto: nuestra portería quedó inmaculadamente blanca.

Ocho puntos de diferencia son muchos puntos, y más con un Comité de Árbitros que no se escandaliza con lo que ha salido a la luz. Así que centrémonos en conseguir  la Décimoquinta, puerta necesaria para el Noveno Mundalito.