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[ TIRAD SOBRE EL PIANISTA ]

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LA INTERESADA DESMEMORIA CASTRISTA (II)

Unos los primeros asuntos de los que se ocupó la eficaz desmemoria castrista fue el de eliminar de la “contabilidad revolucionaria” a todos los otros grupos organizados que se opusieron al régimen batistiano y, por ello, no volverían a hablar jamás del llamado “Pacto de Caracas”, ciudad donde dichas organizaciones establecieron compromisos, supuestamente, fiables. Los firmantes de dicho pacto, que incluía, entre otros y junto al Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro, al Partido Ortodoxo (cuyo líder fue el suicidado Eduardo Chibás, el de ese momento, Roberto Agramonte, y al que perteneció el propio Castro), el Partido Auténtico (liderado, desde el exilio, por el defenestrado Carlos Prío Socarrás), la Federación Estudiantil Universitaria (muy activa, sobre todo, en La Habana) y el Directorio Revolucionario, que ya entonces combatía al gobierno batistiano desde las montañas del Escambray. Curiosamente –o no– quienes no estaban representados en la capital de Venezuela era los comunistas, que entonces vivían camuflados bajo las siglas de Partido Socialista Popular (PSP). No les hacía falta, porque ya entonces uno de sus más destacados líderes, Carlos Rafael Rodríguez, convivía en Sierra Maestra con los Castro y Guevara. Rodríguez, hombre inteligente y muy bien preparado, ya había compartido gabinete ministerial con el mismísimo Fulgencio Batista en su período presidencial, constitucional, de 1940 a 1944, en el que tuvo como importante aliado al PSP. Otro asunto que siempre se han cuidado mucho de no volver a mencionar los intencionadamente desmemoriados castro-comunistas.

Lo más relevante de este pacto caraqueño fue el compromiso de conducir al país hacia la estabilidad constitucional mediante un gobierno provisional, breve, que preparara las bases para unas nuevas y democráticas elecciones. El resultado político inmediato del consenso de Caracas fue la creación del Frente Cívico Revolucionario, cuyo coordinador general fue el prestigioso catedrático de Derecho José Miró Cardona que, después, tras la huída del sargento auto-promocionado, fue Primer Ministro del gobierno revolucionario. 

El ejecutivo de transición, nombrado en enero de 1959, y del que formaban parte personajes muy bien dotados profesionalmente para las funciones que iban a ejercer, como el propio Cardona, fueron, entre otros, el Presidente Manuel Urrutia, el Ministro de Exteriores, Roberto Agramonte, o el Ministro de Hacienda, Rufo López-Fresquet. Este gobierno tuvo un recorrido muy corto, y una de las muchas causas que ayudaron cercernar su durabilidad fue que dentro de ese gabinete habían colocado un agente rojo: el abogado del PSP Osvaldo Dorticós Torrado, al que encargaron de preparar el tinglado legal para facilitar el solapado paso al comunismo real. De modo que Dorticós (poco tiempo después presidente marioneta de Cuba desde julio de 1959 hasta diciembre de 1976 cuando su cargo desapareció, por pura magia castrista, como consecuencia de la nueva Constitución implantada ese año; el cienfueguero, años más tarde, 1983, siguió engordando la lista de “fidelistas” suicidados) al que nombraron Ministro de Ponencia y Estudio de las Leyes Revolucionarias, se encargó de la cobertura legal del salto "revolucionario".

Castro y sus todavía ocultos aliados comunistas estaban impacientes por tener el control total del nuevo gobierno cubano, así que los despidos comenzaron pronto: el primero, el de Miró Cardona, que fue sustituido, en febrero de ese radical 1959, por el propio Fidel Castro; luego llegó el del presidente Urrutia, fulminado en julio de ese mismo año y reemplazado por el antes mencionado Dorticós Torrado y el del resto de los ministros que provenían de los partidos y organizaciones firmantes del Pacto de Caracas. Tan bien lo hicieron, tan eficazmente lo ocultaron gracias al adoctrinamiento implantado rápidamente en las aulas y al control total sobre los medios de comunicación, que estoy convencido de que la mayor parte de la juventud cubana no sólo no sabe de la existencia de este acuerdo, previo a la caída del régimen batistiano, sino que desconocen la existencia de la mayor parte de sus protagonistas. Cosa muy similar, pero que por las condiciones del entorno político se realiza a un ritmo más lento, a lo que viene ocurriendo en España desde hace muchísimos años, desde los tiempos del felipismo.

La consolidación del eterno gobierno castrista contó con la ayuda –involuntaria pero no por ello menos culpable– de dos factores fundamentales: la inacción miope del gobierno norteamericano ante la cabeza de playa comunista que se estaba edificando en su vecindario y la desunión letal que existió entre los otros firmantes del Pacto de Caracas para combatir la deriva totalitaria que representaba el castrismo.  

COMENTARIOS [0]
[ wh ] ha dicho:
11-08-2021

Otros argumentos más para reafirmarnos que SÓLO NOS QUEDA VOX

[ ocin ] ha dicho:
10-08-2021

En todo el mundo el globalismo avanza al estar apoyado por toda esta caterba de comunistas. Menos mal que es ley de vida, aunque algunos ya no lo veamos, que la historía humana es cíclica. 

"Los buenos tiempos pasados, crean hombres débiles, los hombres débiles traen tiempos difíciles, los tiempos difíciles crean hombres fuertes y finalmente, los hombres fuertes crean buenos tiempos".

Viva la Libertad

[ NickAdams ] ha dicho:
10-08-2021

Tengo que empezar por reconocer, wh, que no sabía nada de lo que cuentas hoy. Parece que la exportación de "historia revolucionaria" comenzó temprano a ejercer la "selectividad".