Cuando servidor era niño –hace algunas décadas– y comenzaba La Habana a cubrirse de nubes rojas, a quien padecía esa enfermedad que nos llena la piel de pústulas rojas, la varicela, se le decía que tenía “la china”. Como entonces no había tanto miedo como el inoculado ahora con la COVID, también china, y las grandes farmacéuticas no tenían el poder del que hoy disfrutan, nuestros padres, al saber que algún amigo la sufría, nos recomendaban ir a jugar con él, para contagiarnos, y pasar a edades tempranas una enfermedad para la que quedábamos inmunizados de por vida.

Ahora, como se ha “progresado” tanto, parece que existen  variantes de “la china” que se contagian por otras vías –y ya algunos sabrán la investigación que se está haciendo sobre el deteriorado ser  al que Antonio persiguió infructuosamente. ¿Será eso lo que le ha llevado a reunirse con su amado Xi, a quien parece que no hay chino que le pueda decir No?

Lo que nadie se cree es que el fraudoctor Pedro Antonio haya dejado una larga estela de CO2 para ir a Beijing (antes le decíamos, Pekín, coñe) a defender los intereses de España intentando, por poner un solo ejemplo,  reducir la enorme brecha comercial que tanto favorece a la China de Xi. También es razonable pensar que si los marroquíes se la "pegaron" a este, ¿no lo podrán hacer los chinos? ¿Tienen ya drones controlando al Pedo y el lazo de Xi Jinping sólo es un símbolo de dominacion?  No lo puedo asegurar. Yo sólo me pregunto: ¿hay alguien que no sea un accionista acomodado del partido de Patxi que se pueda imaginar que Pedro Antonio juega limpio? Espero que, al menos, el listillo de Xi no le pida que imponga el chino como lengua vehicular en España.  ¡Complicado se lo pondrían a las Montero, Belarra, Yolanda y cia! ¡Y, ojo, que luego Feijoy, si llega a la Moncloa, no lo echará abajo! ¡Ya tenemos muchos precedentes!

我們準備好了！