Rara vez un número uno indiscutible nos ofrece una imagen humilde y llena de normalidad. Lo que ya sabíamos de Plácido Domingo lo pudimos saborear a cámara lenta y en profundidad hace unos días en el elegante programa de Bertín Osborne , a la sazón otro madridista de pro como nuestro tenor preferido. Así que, por su dimensión y autoridad, nadie mejor que este último para transmitir al Presidente en Disfunciones lo que tantos pensamos y diríamos, sin ninguna duda, de manera mucho más bravía y menos plácida: ¡quítate de en medio, coño, Mariano, que lo que tienes montado no lo supera ni el más drástico Gandolfini que te eches a la cara ni el Floripondio más florido! Vaya tropa. Como nos despistemos, nos quedamos sin país y sin club. ¿Dónde nos vamos a cobijar entonces? ¡Que se vayan ya!
En fin, que eso, que se vaya a su casa toda esta gentuza neocomunista, castuza más rancia que el your caducado.
Cuántas veces digamos aquí que Pedruco es a Zp lo que Flojoytimo a Rajao serán pocas, pero mejor decirlo que callar como meretrices.
Lo que parece increíble es que las principales ciudades de España estén bajo el mando de estos indocumentados que sólo se dedican a hacer iniciativas estúpidas -para ser generoso- como esa de los ceniceros. En ningún sitio tienen mayoría, pero siempre hay tontos útiles, cobardes o rojos camuflados que les regalan el poder.
Y gran culpa de todo lo que se nos viene encima la tiene la cobardía y la inacción de Marianuco el eunuco, Mariano el de la caja de plata con habano, Marianito el monolito, Marianillo el pajarillo o omo queráis llamarle.
Y de Forbestino mejor no hablo, que está "blindao" y, al mismo tiempo, "arratonao".
Jajaja, ¡todos quietos parados! Que no cunda el pánico, que la nueva forma de hacer política de progreso ya está aquí para sustituir a la ponzoña pepesiana: 44 enchufados en Carmenolandia en un pispás. Yo-me-meo-toa.com y estos son unos figuras que han venido a corregir y aumentar. Esto acabará como el rosario de la aurora. Al tiempo.
Soprano, Mariano, Florentino, Domingo... Demasiadas rimas demasiado fáciles para evitar la tentación. Ayyyyyy, cuánto aguante, por Dios
Pues muy de agradecer la ayuda del gran Plácido, pero tanto los blancos como los azules lo tienen crudo a corto plazo.
Al menos parece que hay alguna posibilidad de librarnos del Rajao. Lo del Tito parece imposible, pero hay que creer en los milagros. Se lo pediremos a Pavarotti, que es italiano y en gloria está.