La reunión para la nueva subnormalidad que han celebrado el paleto maleducado, presidente de todos ustedes, y la pobre Ayuso nos ha dejado unas imágenes que resumen a la perfección la relación que en todos estos años de partidocracia pútrida han tenido los dos partidos mayoritarios. Había que ver la chulería de los andares del paleto maleducado despreciando con sus anchas espaldas a la fiel perrita Lulú que le seguía a tres metros por lo menos, y qué si no, entre las zancadas de un bigardo de casi dos metros y los saltitos de la flor de alhelí que le seguía, entre el partido de las revoluciones y el partido del lameculismo sistemático. Ya hemos visto al paleto maleducado en más de una ocasión entrar como un chulo de burdel delante de su propia mujer, que aquí el jefe soy yo y tú ahí atrás  y gracias. Que lo haga con su parienta, allá películas, claro, pero resulta realmente penoso ver a la Presidente de la Comunidad más importante de España ir humillada a recibir los favores de un tipo que, como Sanchinflas, lleva recorrido lo que lleva recorrido.

Después, satisfecha Ayuso de haber recibido la magnánima atención del trolero mayor del reino, ha colmado su humillación dándole las gracias al totalitario ese, el sepulturero profanatumbas que se acuesta con comunistas, filoetarras y golpistas, tuteándole en Twitter con un “gracias por Tu visita”. Sólo le faltaba haber dicho, en vocativo, Perico. Mientras, la canalla socialista, vía Lastra-Simancas –vaya par de patas para un banco–, disparando por tierra, mar y aire contra la blandita monada de la Puerta del Sol en sincronizada campaña con los Podemitas, que se han encargado de llenar las calles de listos de manual ( de esos de restaurante de cinco tenedores del barrio de Salamanca), paniaguados y algún que otro tonto de capirote para protestar porque, dicen, la Ayuso ha montado un cinturón de confinamiento clasista porque odia a los pobres y todo eso. Alguno hasta lo ha comparado con el gueto de Varsovia… Fíjate, mientras a Isabelita nos la llaman nazi, Isabelita lame suela de la plañidera de terroristas suicidados. A propósito de esto, por cierto… ¿Por qué se lamentan estos porque alguien se suicide si, a la vez, quieren aprobar una ley que facilite la eutanasia? En su lógica, deberían dejar en paz al suicida y alegrarse de que, por fin, haya encontrado la paz que tanto deseaba. ¿O no? Es que uno se pierde con estos progres,  la verdad.

Mientras tanto, Cayetana ha puesto un huevo, llamando a la Ley de Memoria Democrática (risas) franquista, atendiendo a lo que ambas cosas, ley totalitaria socialista y franquismo, tienen en común: imposición de un pensamiento único y patada a la libertad de expresión y otras cosas más. Muy cierto todo, sin duda, aunque hay una diferencia que Cayetana parece desatender: el franquismo fue un estado autoritario que trataba de salir del infierno de una guerra civil y que propició, si bien mucho después, la entrada a un sistema (aparentemente) democrático y de libertades individuales; lo que pretende la ley basura socialista, partiendo no de un infierno, sino de una partidocracia aparentemente consolidada,  es aniquilar al pensamiento de derechas de manera absoluta. La enorme diferencia que Cayetana parece no ver es la que separa un estado autoritario de un estado totalitario, que es al que los socialista y comunistas nos están llevando paso a paso. Y en ese siniestro paseo diario hacia Cuba o Venezuela, el chulo paleto maleducado ayer decidió que el paseo se lo iba a dar con correa y collar y caniche agradecido al final de los mismos. Enhorabuena, por ello. Es de suponer, volviendo a Cayetana, que la díscola pepesiana dimitirá de su escaño y mandará a Casado a esparragar cuando los chicos del PP se abstengan a la hora de votar la ley de memoria totalitaria, dado que Cayetana ha pedido un NO, así con mayúsculas y todo, a la misma. Pues si suponemos  bien, puede ir preparando las maletas, aunque igual también traga con esto como con lo de la patada que le dieron para poner a Cuca mientras ella aterrizaba detrás de una columna para hacer ejercicio de cuello para poder ver el espectáculo. A mí siempre me alucinó lo de esos teatros y auditorios en los que hay butacas de visibilidad reducida, además al mismo precio que la butaca de al lado. Parece que en el Congreso también debe de haberlas. Yo lo que haría es poner a todos los diputados en fila india detrás de una columna de esas…, menos a los de VOX –de momento–, claro es.