La Coja:

A mí es que se me rebota mucho, pero mucho, mucho, el personal –mis allegados y demás, me refiero– cuando les digo que me alegro de que la Coja tropiece (lo natural, ¿no?, con ese bamboleo) y cuando canto los goles de Croacia o los del Kuala Lumpur F.C. si se tercia. Cada tropiezo de la Coja es un triunfo de la justicia arbeloiana y una desactivación del mecanismo de manipulación en que se ha convertido este triste equipo desprovisto de atributos patrios, el que pretenden presentarnos como coagulante de unidad y patriotismo, cuando no es sino un chute de anestesia psicotrópica-manipulativa para mantener una ficción de algo que se acabó y ya no es más, que es la idea de patria común entre los españoles. Enorme paradoja esta de dar por retambufa a favor y en contra. Cuando veamos que el personal sale a manifestar su indignación por las agresiones de cuatro hijos del Satanás independentista tan masivamente y con tanta euforia como sale a manifestarse por un golito de Cásper o el Cantaor de Camas, entonces quizás empezaremos a mirar a estos mataos de la Roja con otro gesto. Eso y cuando el marqués Del Nabo se vaya a esparragar, claro.

Pedito:

 Aquí, hasta el más tonto hace relojes, y ahora nos ha salido Pedito diciendo que para que le sienten en el banquillo, mejor que no le llamen. Estas son las cosas que le pasan a Del Nabo, que es un personaje de esos que tienen la habilidad de ir de error en error. Es como esos padres permisivos e injustos que están más pendientes de lo que viene bien que de lo que debe ser. Pedito no debería haber ido a la concentración tras la paparrucha de temporada que ha hecho, pero, al contrario que Arbeloa, Pedito es (o era, que ahora vaya usted a saber) uno de los nuestros. Ahora le atiza un bocado a la mano flácida que le dio de comer, y el dueño de la mano, de flacidez creciente en toda su extensión, se lo come con patatas en vez de mandarlo al carajo a comer papas con mojo picón a su patria chica. Son las cosas del coagulante patrio este que tenemos desparramado en Francia.

El Peineta:

A mí no me cabe la menor duda de que, efectivamente, Piqué le ha hecho una peineta al himno nacional. Aparte de que propio hecho ha quedado evidentemente mostrado por el vídeo, es que hacer semejante gilipollez es típico de este chico, ya sea por tonto del bote o por tonto del bote doble. Porque si fuera una pura coincidencia (a otro perro con ese hueso), no es sino de bobo integral ser tan descuidado precisamente en una situación como la suya; si está hecho aposta (como es evidente), sólo un bobo integral al cuadrado estaría pensando en provocar como si fuera un niño de primero de la ESO. Y para rematar, dice el niño que se está crujiendo los dedos. Sí, lo normal, crujir dedos empezando y terminando por el corazón con todos recogidos. Son cosas como esta las que alimentan a reventar mi “antiespañolismo” futbolístico.

 Listelotti:

El que faltaba. Ahora va Ancelotti y dice que el fichaje de Odegaard fue cosa de Flóper, y que el mismísimo Flóper le obligó a alinearlo: “Cuando Florentino compra a un futbolista noruego simplemente hay que aceptarlo. Además, el presidente decidió que jugaría tres partidos con el primer equipo como un golpe de relaciones públicas. Fue un fichaje producto de las relaciones públicas”. Si esto es el producto de un ataque de resentimiento delbosquiano o simplemente es que este señor es así de majo es la gran duda. Enorme favor que hace a su ex-club el amigo italiano. Lo grande del asunto es que en su momento este mismo italiano también dijo  sobre el jugador lo siguiente: “Todos estamos convencidos de que va a jugar, de que va a ser un jugador importante para el Real Madrid. Miramos hacia el futuro y creo que tiene calidad e inteligencia”. Un tipo fiable, ¿no?, como para comprarle un coche de segunda mano. Todo lo que le pase a Flóper, bien es cierto, le está bien merecido, pero sin duda hay que tener desahogo para decir todas estas cosas en un libro sobre sí mismo que titula, ojo a la pedrada, “Liderazgo tranquilo, ganando corazones, mentes y partidos”. Un figura el tipo este.

El Tiramicros:

Terminamos con la vedette de todas las vedettes, CR7 (vamos, vete). Mejor no seguir insistiendo en la necesidad imperiosa de quitarse a este señor de encima y sacarle una buena tajada en su ocaso deportivo, que esto ya se ha dicho muchas veces y resultaría ventajista hacerlo ahora que está haciendo un europeo que produce dentera. Ahora adquiere protagonismo el chico –como si le hiciera falta– por haber cogido el micro de un periodista y haberlo tirado al lago más próximo (al micro, no al periodista, que todavía no hemos llegado tan lejos). Difícil saber si por la cabeza de un tipo tan regalado de sí mismo puede pasar algo que no sea un yo, mi, mío intenso y continuo, aunque parece difícil. Él, por su parte, se cree inmune a todo y con derecho de pernada. Insufrible.