Espero que no me llamen traidor si digo que comprendo perfectamente los brutales cambios de humor de Pepa la Separata. No es fácil verse con un comodísimo 2-0 y pasar a un 2-1 y, tampoco, celebrar como una loca un contundente 3-1 y que, pocos minutos después, un imparable Vini le cuele el segundo. Y ya no digo nada cuando casi se mojaba de gusto con el 4-2 y llegó, con dos cojones, Rocky Karim para, con una sangre fría de la que él carece, a lo Panenka, meterles ese tercer gol que deja el escenario listo para que, una vez más, se remonte una eliminatoria en el sagrado estadio de don Santiago.

Pero, dicho lo anterior, tampoco es normal vivir siempre de la épica y del coraje de nuestros hombres de hierro. La defensa del Madrid fue un verdadero desastre. ¿Desastre? No sé quizás estoy siendo muy comedido. No salimos nos llevamos siete u ocho goles porque Dios, la suerte o lo que quiera llamarlo Karim estaba, como casi siempre, del lado bueno. Carletto, antes del partido de vuelta, tendrá que tener que dar una Masterclass sobre cómo defender con eficacia a Militao, Alaba,  Mendy  y Carvajal …, si es que el austríaco está disponible para la vuelta y el italiano no cambia a Dani por Lucas Vázquez. Servidor, tengo que decirlo, preferiría colocar a Alaba en el lateral izquierdo y a Nacho como compañero del impetuoso Eder. 

Y anoche Rodrygo no estuvo a la altura que le permitió ganarse la titularidad: ni estuvo efectivo en el ataque ni hizo las necesarias coberturas defensivas. En ese sentido hay que avisar también a uno de los hombres de hierro, Vinicius, que también tiene que contribuir más en la defensa, que fuerzas y resistencia tiene de sobra y, si se la acaba la gasolina por haberla invertido en la generosa labor de protección, no pasa nada, hay recambios, aunque no sean tan brillantes como el Cohete de Río.

Párrafo aparte para Modric y Karim, imprescindibles en para el equipo. Me rindo ante el talento de ambos y, sobre todo, ante su entrega, ante su espíritu de lucha y victoria. Sin ellos, no tengo la menor duda, no habríamos llegado tan lejos. El cuajo del francés, tras haber fallado dos penaltis consecutivos,  es para no olvidar. Me gustaría que Benzema, como capitán, pudiese levantar la Décimocuerta. Se lo merece.

Y una última observación sobre el partido: te echamos de menos, Case.

¡Hala Madrid!