Lo primero, antes de comenzar a comentar mis impresiones sobre la decisiva jornada de ayer, es felicitar a los buenos atléticos choleros por conseguir arrastrar hacia las poco pobladas vitrinas del Wanda Metropolitano una copa de liga tan especial…, y no sólo por la COVID, por supuesto, pero, con tan buenos entendedores, hablar de los empleados de Velasco Carballo, sobra.

Vayamos ahora al partido contra los discípulos del elegante Emery. Nunca entenderé por qué, si sólo nos valía la victoria y era el último partido de la temporada, no se puso sobre el césped un equipo más ofensivo desde el minuto uno. ¿Qué hacía Varane en el campo cuando Nacho –que, al final, tuvo que aparecer–, está en sus mejores momentos? ¿Qué hacía ahí el Vini que, una vez más, ha demostrado que no debe seguir en el Madrid? ¿Y el alocado Odriozola? ¿Hay lesiones? Sí, pero también, como se demostró más tarde, era más efectivo sacar un equipo más ofensivo y, también, más curtido.  Nunca, durante toda la jornada, tuvimos la copa en nuestras manos y nos faltó, como consecuencia de ello, el poder ejercer esa presión extra que, seguramente, habría influido en el comportamiento  de los rojiblancos.

El Madrid hizo un primer tiempo penoso, perdiendo balones increíbles, sin moverse adecuadamente para buscar espacios entre los amarillos y, sobre todo, con un Modric completamente desaparecido durante los primeros quince-veinte minutos. En el segundo, mejoraron un poco las cosas tras la salida del Vini, Odriozola y Asensio, pero tampoco fue como para tirar cohetes. Pocas veces he visto a este Madrid jugar tan mal. Por suerte, al final, más que la mejora en el juego influyeron las individualidades y pudimos, en los últimos minutos, remontar el partido y terminar, al menos,  con esa vergüenza torera que siempre ha sido marca de la casa.

Y, ahora, tras la primera temporada en blanco luego de muchos años, lo que corresponde y –diría yo– es más importante que las interesadas reformas del Bernabéu, es la reconstrucción radical del equipo. Lo ideal, llevo mucho tiempo diciéndolo, es que se fuera el SS, el Tito o don Mariano II, como prefiera cada uno llamarlo. Eso, por supuesto, tal como se ha asentado el que manda desde ACS, no es posible, así que lo mejor es centrarse en el terreno puramente deportivo y, ahí, lo primero, es admitir que, aunque nunca ha sido un entrenador notable, a ZZ se la ha acabado la baraka y su jardín se marchita sin remedio. Por tanto, ZZ y su equipo técnico, fuera. También deben marcharse los jugadores que ya han cumplido su ciclo blanco; y me refiero a Ramos y a Marcelo. Y, en ese punto, que a algunos les puede parecer discutible, tenemos siempre el precedente perfecto: Di Stéfano. Luego están los que, en mi opinión, no nos valen: Hazard, Isco, Asensio, Odriozola y alguno más. Y, al final, está el caso Vinicius Jr: a este chico, que una vez me encandiló con su velocidad y su capacidad para el regate, le falta visión de juego y criterio para la definición y, eso, lo limita para seguir vistiendo de blanco. Una opción, lo admito, para los que creen en los milagros, podría ser una cesión, pero…

¿Y a quién traemos?  Pues yo creo que es el momento para dar una segunda oportunidad a Mourinho y para traer a un delantero centro puro como, por ejemplo, Harry Kane, que, creo, podría encajar perfectamente con Benzema. Y, aunque servidor prefiere a Kane antes que a Mbappé, me temo que el Tito, siempre en su línea de preferencia por las vedettes –último caso, Hazard–, optará por el francés. Lo otro que pienso es que toca tirar de cantera. A mí me ha gustado mucho Miguel y, con él y con Mendy,  tenemos cubierta esa posición y, además, los otros canteranos, a los que las bajas han permitido debutar, también merecen una oportunidad en el primer equipo. Y me refiero, por supuesto, a los prometedores Antonio Blanco, Chust,  y Sergio Arribas.

Y temino mojándome: si el mal llamado SS vuelve a traer a Mou, me comprometo a no criticarlo durante una temporada. Que conste en acta.