Señores, no tengan la menor duda de que si el jugadón del Vini, ese que quedó en otra frustración más -y ya van unas cuantas-, lo hace, por ejemplo, Messi, hoy se estaría repitiendo como un adictivo bucle en todos los programas deportivos. Claro, lo reconozco, si el protagonista hubiese sido el argentino que ya no es feliz en la Farsalona que volverá a ser laportiana, la más probable es que la pelotita hubiese entrado. Pero bueno, veamos la botella medio llena, al menos empalmao nuestro Vini está, así que lo de meterla, quizás, solo sea un asunto de acumular experiencia, como casi todo en la vida.

Tengo que decir que me gustó el Madrid de ayer, en primer lugar porque resistió durante los primeros veinte minutos del partido un acoso atalantiano, bien coordinado, que aunque no dio fruto alguno a los soldados de Gasperini incomodó, y mucho, al Madrid, en la salida del balón. La parte positiva de esa agresiva táctica italiana es que, al menos que la FIFA vualva a cambiar el reglamento y permita cambiar a seis jugadores cada media hora (o los jugadores estén dopados), no hay cuerpo que aguante ese ritmo…, y eso fue, precisamente,  lo que le ocurrió a los chicos de Bérgamo, que luego de esos primeros minutos bajaron el pie del acelerador y comenzaron a dejar espacios libres por donde Luka, Lucas, el Pajarito, Mendy, el Vini, y hasta Nacho, comenzaron a correr a gusto y las oportunidades comenzaron a llegar.

Lo que no esperábamos era que el primer gol llegara por un error de bulto, a la hora de sacar el balón, del casi siempre correcto Sportiello. Dicho lo anterior, hay que destacar que la intercepción de Modric al fallido pase del portero italiano tuvo mucho mérito y lo que hizo después, hasta servir en bandeja de plata el gol a Bezema, también. El decisivo fallo del bueno -para nosotros- de Marco llegó al comienzo del último tercio de la primera mitad y,  con una ventaja de dos goles en el cómputo global, nos pareció que el pase a cuartos estaba ya garantizado.

A la vuelta del descanso no faltó espectáculo pues llegaron los mejores minutos del erecto Vini: ese jugadón al que ya hemos hecho referencia y, pocos minutos después, otra veloz escapada que provocó un justo penalti que, luego, Tengomuchocuajo Ramos se encargó de meter por el sitio que -el por segunda vez clavado- Sportiello había intuido. Nada, que también va a ser noticia el día en que el todavía no renovado Ramos falle en la ejecución de una pena máxima.

El Atalanta, todo hay que decirlo, no se rindió, siguió peleando y la recompensa a su entrega llegó en el minuto 83 en un libre directo perfectamente ejecutado por el locombiano Muriel. Hay que decir que la alegría de Gian Piero Gasperini duró menos que la de la Mofeta Roja al pensar que podría ser la cabeza de la siniestra lista en las próximas elecciones de la Comunidad de Madrid, porque el recién incorporado Marco Asensio aportó el toque final que recompensó la buena jugada ejecutada por el siempre esforzado Lucas Vázquez y puso en el marcador el contundente y definitivo 3-1. ¡È finita!

Y ahora, tranquilo y relajados, a esperar por el sorteo del viernes, en Nyon. Como la fecha elegida por los organizadores coincide con la del Día del Padre, servidor se va a pedir su regalo: que nos toque el City de Pepo Nandrolona. ¿Qué más me puede motivar que tener enfrente a un equipo de la pérfida Albión comandado por una rata separata?