Don Florentino, por favor, no se me asuste que no estoy señalando filiación política alguna en dos de sus de sus más cotizadas estrellas; no, me estoy refiriendo a nuestra efectiva banda derecha que, anoche, además de defender bien y presionar mejor aún, bien arriba, a los compatriotas de la descentrada centrista Angela, pusieron, por fin, dos exquisitos pases en la cada vez más equilibrada cabeza de Karim. No tengo más que elogios para la dupla Rodrygo-Vázquez y también para un renacido Modric, que estuvo genial, durante todo el partido y mereció el gol que le arrebató un lamentable fuera de juego. Mención especial también merece el teutón nuestro: Toni Kroos.

Servidor tenía el presentimiento –la experiencia y el conocimiento del personal también ayudan- de que viviríamos una noche cómoda ante el Borussia…, y así fue. Todos, quizás con la única excepción del Vini –al que el cerebro parece que le entra en convulsión al mismo tiempo que penetra en el área enemiga-, estuvieron a muy buen nivel, incluyendo a Courtois que hizo muy buenas paradas cuando, tras fallos puntuales en los pases, los chicos de Rose fabricaron un par de contras, literalmente, letales. Vamos, que Zinadine pudo, tranquilamente, volverse a subir los pantalones porque sabe que, por el momento, todo -o casi todo- serán loas periolísticas.

¿Ha sido entonces un milagro terminar liderando el grupo y seguir vivos en la Champions? Pues no lo creo, en esta ocasión ni siquiera ha sido necesaria la baraka zinediana: simplemente salimos con ganas de ganar, concentrados, presionando arriba como posesos y moviendo el balón,  sin inútiles conducciones, con mucha más rapidez de lo habitual. ¿Podemos hacer eso siempre? Por supuesto, ya que sólo depende de ellos y de su buena forma física. ¿Por qué no lo han hecho antes? Pues porque, sencillamente, no lo han creído necesario. Vamos, que si algún madridista, anoche, no disfrutó del juego de nuestro equipo tendrá que hacerse revisar la visión…, y no hablo de los oídos porque supongo que la mayoría –como hago yo- evita escuchar a los sesgados comentaristas. Lo único que lamento es lo rácano del resultado tras el dominio que ejercimos sobre el campo, en parte porque los palos estaban de parte de los alemanes y, por otra, porque nos sigue faltando ese instinto goleador que en otros tiempos sí que tuvimos. 

Ahora veremos qué es lo que nos depara el sorteo (y ahí puede ser decisivo el jardín anal de nuestro todavía entrenador) y si queremos jugar en la Liga, que parece que tan poco motiva a nuestras estrellas championianas, con el nivel de ezcelencia que mostramos ante el Borussia. Y recordar también que para ganar es conveniente que la izquierda -la banda, por supuesto- también ayude.

¡Hala Madrid!