Está claro que yo no apuesto nunca en Betnosequé pues, si lo hiciera, ya estaría más que arruinado. No pensé que Zidane rectificaría y sacaría al campo el mejor equipo que las lesiones y demás calamidades le podían permitir, Nacho incluido, puesto que, hasta que se marchó lesionado, estuvo bastante correcto y el gol del Barcelona, en mi opinión, fue más culpa de Asensio, que no quiso bajar a ayudar, que suya.

Así que, por todo lo anterior,  además del placer de celebrar con una mezcla de rabia, alegría y ron  la victoria contra el más odiado rival –ahora, también, en horas muy bajas- se une la satisfacción de no tener que colgar hoy ninguna foto de ZZ.

Está claro que las virtudes del Madrid, que la dirección táctica del francés al que ama Florentino tanto han perturbado, se recuperan un poco cuando el equipo contrario no se cierra atrás y por tradición y obligación tiene que jugar al ataque. Con espacios, el Madrid mejora muchísimo porque tanto Kroos (que dio un pasito adelante) como Ramos hacen mucho más daño con sus largos y precisos pases. El primer gol blanco, el tan temprano  que abrió el marcador (minuto 5) fue una muestra de ello: Ramos a Benzema, que se burla de Piqué y le deja el balón al Pajarito, que llegaba en vuelo supersónico, y definió a la perfección, ante un portero de tan buenos reflejos como Neto, enviándola al palo más lejano. Hacía mucho tiempo que no gritaba un gol del Madrid de la forma en que lo hice. Tanto fue así que mi esposa, a la que no le gusta el fútbol, me preguntó con un grito de esperanza: ¿Han echado a Pedro Sánchez?

Hay que decir que la alegría duró poco porque el empate llegó apenas tres minutos después gracias a que Messi aprovechó la descoordinación de Asensio y señaló le hueco perfecto a Jordi Alba que se la puso en bandeja al joven Ansu Fati.

Luego, Courtois, como siempre, nos salvó de más de una; Benzema falló un claro mano-a-mano ante Neto y Vinicius Jr no dio una a derechas en todo el partido. Es evidente que lo del otro día, cuando llegó y marcó, era, quizás, porque todavía no se había enterado que estaba en el campo. No hay dudas de que habilidades tiene, velocidad hasta le sobra, pero cabeza, templanza e inteligencia, no. Y esas cualidades, lo lamento mucho porque fue un jugador que me ilusionó, son de las que no se entrenan; se tienen o no. Así que, lo sensato, me parece es ir pensando en hacer caja con él antes que se devalúe demasiado.

Con el empate a uno comenzó la segunda parte. El Barcelona pareció salir más enchufado y en los primeros minutos disfrutó de tres oportunidades bastante claras; la que más me asustó fue la última: un cabezazo ligeramente desviado de Coutinho al que, me parece, no habría podido llegar el belga. La cosa pintaba mal cuando en el sesenta llegó el penalti a Ramos que tanta polémica va a generar. Para mí, es claro el tirón, nada amable, que hace Lenglet de la camiseta de Ramos…, pero había que meterlo y el de Camas, con una sangre fría que no queda más remedio que elogiar, se la metió a un Neto que, hay que añadir, había adivinado por donde iría el disparo. El 1-2 cambió radicalmente el partido y este se fue decantando cada vez más claramente hacia el lado blanco. Y no es que el Barcelona no fuera capaz de generar ocasiones, que lo hizo, pero Courtois estaba concentradísimo y rapidísimo y nada pudo concretarse.

Por nuestra parte todas las cagadas –sí, no me queda más remedio que decirlo de esta forma- llegaron por parte del Vini. Con él medianamente acertado hubiésemos cerrado el partido mucho antes y el bueno de Karim hubiese tenido muchos menos disgustos.

Los dos primeros cambios, forzados, fueron los de Nacho por Lucas Vázquez, que estuvo bien, y el de Modric por un mareado Valverde (que, además del gol, volvió a estar a la altura que alguna vez le vimos). Luego, poco después del 80, entro Rodrygo por un fundido físicamente Asensio. 

Lo que más me gustó del partido, lo que más disfruté, fue del malabarístico gol de Luka Modric en el tiempo de descuento, dejando en ridículo al gran Neto. Seguro estoy que si las posiciones se hubiesen cambiado y el que estuviera en el suelo fuera Modric y el balón hubiese quedado en los pies del Vini todavía estaríamos esperando por el tercer gol. ¡Qué clase la del Doctor Lukita!

¡Hala Madrid!