Ya sabíamos, porque somos moooi listos, que la izquierda gusta de eso de cabalgar sobre sus contradicciones y además, en hábil huida hacia delante, alardear de ello, lo cual les permite decir una cosa y su contraria en la misma línea y quedarse con cara de no haber roto un plato. Si no, vean lo que le contesta el Cebrialín, ese producto quitamanchas progre de toda pregrez,  a otro que tal baila –el virus Évole– cuando este le pregunta por los cientos de miles de euros que se mete en su bolsillo de progreta-oro mientras su empresa se va al carajo: "Yo no he venido aquí a hablar de mis contradicciones", dice el figura con voz ronca y rictus tipo cactus, que suena muy latino y tal. 

Así que de "plateros" de alcantarilla y todo a cien estamos curados y bien avisados. Lo que pasa es que, ahora, la derecha también es izquierda, y ahí tienen al "platero" mayor en pose majestuosa y con rictus de coitus interruptus, que suena más latino si cabe, liderando el ejército de troleros cascabeleros. Tanto asco da el quinteto de la muerte este que, para compensar y desengrasar de tanta boñiga embustera, aquí les facilitamos, para su uso y disfrute, el enlace de los auténticos Platters: The Great Pretender. De nada, pues.