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CUÁNDO SE JODIÓ EL PERÚ I

Benítez; Ancelotti, Mourinho, Pellegrini, Juande Ramos; Schuster, Capello, López Caro, Luxemburgo; García Remón y Camacho. No, no es la alineación de ensueño del Real Madrid Leyendas, sino la lista de los últimos once entrenadores que han acomodado sus respectivos y lustrosos tafanarios en el banquillo del Bernabéu, cada uno con su estilo, sus procedimientos, sus manías y sus tics. Subyace, no obstante, a todos ellos (salvo honrosas excepciones) la sensación de que no eran más que bustos parlantes, una imagen al servicio del poder fáctico de las vacas sagradas del vestuario, esas que hacen alineaciones, deciden si toca (o no) dejarse la piel en el campo y, en algunos casos, fuerzan su salida. Podríamos incluso seguir hacia el pasado con la lista de entrenadores para adivinar el origen de esta, digamos, disfunción que ha tornado en machadiana monotonía de lluvia tras los cristales. ¿Cuándo empezaron a mandar los jugadores por encima de los entrenadores? ¿Cuándo comenzó a valer el amiguismo y el capricho frente a la calidad y el mérito? ¿Cuándo empezaron los presidentes a meterse donde no les llamaban? En otras palabras, y evocando el quejido inocente del entrañable Zavalita de Mario Vargas Llosa, al ver cómo su país se echaba a perder, ¿cuándo se jodió el Perú?

El primer reflejo que, por razón de la edad, a uno le viene a las mientes para responder a esta (nada retórica) pregunta es aquella célebre frase que Ramón Mendoza espetó a Leo Beenhakker tras sentar éste a Butragueño en unos cuartos de final de Copa de Europa ante el PSV Eindhoven: “Ha jugado usted con el patrimonio del club”. Interesante concepto aquel de considerar a personas, por definición, mortales, como patrimonio de una entidad, ya sea pública o privada, que nace con vocación de sobrevivirlas (a las personas), como una ciudad deportiva o un fondo de inversión, pongamos por caso. En descargo del presidente, no debería olvidarse el contexto español del momento, donde los ministros eran considerados “bienes de Estado”, tampoco vayamos a ser demasiado exigentes. Mendoza también era conocido por entrometerse en los asuntos internos de la plantilla, como cuando intentó mediar entre Hugo Sánchez y Míchel para que hicieran las paces y el del Cerro de los Ángeles pasara balones al mejicano, elevando a categoría y modelo de gestión deportiva el compadreo con los jugadores. Todo un personaje, el tal Mendoza, a quien Dios tenga en su gloria.

Otras recordadas autogestiones de los jugadores, con o sin intromisión presidencial, fueron la suplencia de Casillas por “indicación” de Hierro a Del Bosque (o tempora, o mores), el escandaloso penalti de Hierro delante del árbitro que supuso el empate del Rayo y la destitución de Valdano, el despiporre de Raúl con el “abuelo” Arsenio, el “alcorconazo” que echó a Pellegrini o, más recientemente, los dos años de mano blanda de Ancelotti. Procede a estas alturas preguntarse hasta dónde llega la intromisión presidencial. ¿De verdad que Florentino, Calderón, Boluda o Sanz han llamado al entrenador de turno a sus despachos para soplarles a la oreja quién o quién no debe jugar cada domingo?

No, no creo que estos cuatro últimos presidentes hayan bajado a la caseta a decirle cuatro cosas a nadie. Y menos el actual, tan florentino él, así, con minúscula, como ya indicamos en estas páginas. Ahora las cosas se hacen de manera indirecta, utilizando las redes sociales, como dicen los cursis, desde la tele (esa sí que es una potente red social, no el Twitter o el Facebook) hasta la mal llamada prensa deportiva (dos palabras, dos mentiras). Pasa igual que con los álbitros (sic), que no esperan una llamada del Platini o el Blatter de turno, sino que escuchan atentamente las declaraciones públicas de los amos para saber si hay que proteger a tal jugador o identificar al equipo que, supuestamente, hace mejor fútbol. Que pregunten a Al-Ghandour, a Ovrebo o a Stark. De la misma manera, basta con indicar sutilmente (o no) el valor de mercado de Bale, dar de cenar a los carpantas de los medios en el “Txistu” para descubrirles la “finezza” de Benzema o lanzar una campaña que alegre el depilado careto de Cristiano Ronaldo para, ¡voilá!, crear una BBC intocable que juegue por decreto. Hombre de club se llama ahora la figura. Literaria, por supuesto. O por su puesto, que todo vale.

Uno se pregunta si no pasaba lo mismo en la época dorada del Real Madrid, cuando se empezó a forjar la leyenda. No me cabe duda de que los mejores jugadores del mundo tenían también mucho que decir en la vida diaria del club, pero la sociedad española estaba forjada de otra manera y no se me antoja posible el compadreo de Gento, Fleitas, Pirri o Zoco con, digamos, Bobby Deglané, Pedro Escartín, Miguel Ors o Matías Prats (padre, of course), reclinados en la barra de Chicote, como dice la canción. Menuda juerga, oiga. Los sueldos y las fichas no eran los de ahora, cierto, pero Camacho, que pidió “un millón” a Bernabéu por jugar en el Madrid, se dejó la piel hasta el último día, grave lesión de rodilla por el medio, y el de Santa Pola se laminó a Di Stéfano (¡Di Stéfano!), a quien le quedaba cuerda para rato, por una supuesta confabulación contra él. Pero ya nos referiremos a don Santiago Bernabéu de Yeste y otros presidentes en mejor ocasión, que las presentes líneas se refieren a quienes calientan el banquillo de Chamartín.

Observemos el perfil de los entrenadores que ha tenido el Madrid en los últimos, digamos, cuarenta años, por fijar una cifra redonda y sonora y porque fue el final del largo contrato de Miguel Muñoz (1960 – 74), epítome universal de “manoblanda”. Así, tras Muñoz, acusado de cansancio y de dejarse mangonear por los jugadores, vino Miljanic, declarado estajanovista. Al yugoslavo le siguieron Molowny, Boskov, Molowny, Di Stéfano, Amancio, Molowny, Beenhakker, Toshack, Di Stéfano, Antic, Beenhakker, Floro, Del Bosque, Valdano, Del Bosque, Arsenio, Capello, Heynckes, Hiddinck, Toshack, Del Bosque, Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo, López Caro, Capello, Schuster, Juande Ramos, Pellegrini, Mourinho, Ancelotti y Benítez. Es sorprendente ver la alternancia casi pendular entre entrenadores “manoblandas” y técnicos etiquetados como exigentes, con vaivenes tan mareantes como los de Arsenio-Capello-Heynckes, Toshack-Del Bosque-Queiroz-Camacho o Pellegrini-Mourinho-Ancelotti. La conclusión inmediata que se extrae a la simple inspección de la figura es que el patrón “elige” modelo de gestión en función de los jugadores que pueblan la caseta, con la finalidad no de conseguir la excelencia futbolística o deportiva, sino de embridar o dar cuerda, según el caso, a quienes tienen que marcar los goles. Y aquí radica la clave de arco de nuestro argumento, que desarrollaremos en una segunda entrega: es en el palco, moqueta y caviar, y no en el vestuario, baño y masaje, donde hay que rascar para encontrar el origen de la anomalía estructural que vive el Real Madrid global de la Décima.

Analizaremos estas y otras ideas en una segunda entrega, mientras conversamos en la catedral con Zavalita.

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COMENTARIOS [0]
[ wh ] ha dicho:
07-06-2015
Citando a zarpi :: No. 8 :: 07-06-2015
Citando a wh :: No. 3 :: 05-06-2015

Zarpi, ¿entonces cómo explicas la bajada de pantalones ante Casillas y Ramos que sacó del Madrid a Mou? ¿Quieres de decir que tocaba sacar a Mou para volver a poner en juego al Barcelona?

Yo creo que las c...

Por supuesto. Tocaba sacar a Mou y devolver el mando a las divas para reflotar al Farsa, lo mismo que ahora toca poner las cosas en su sitio otra vez, y se aprovechará para echar al toportero quemado (gracias a Mou), dejando a sus herederos latentes ...

Oído cocina, querido Zarpi. Veremos si el tiempo te da la razón que, si he entendido re resume en dos caminos básicos: 

a) Benítez mete en cintura a la divas y gana algo importante, y entonces se asegurará la permanencia un año más.

b) Benítez no puede con las divas y entonces vuelve Ancelotti en plan salvador.

Roguemos entonces que veamos la opción a), porque la b) sería para echar a correr, esté Potemos al mando, o no.

[ zarpi ] ha dicho:
07-06-2015
Citando a wh :: No. 3 :: 05-06-2015

Zarpi, ¿entonces cómo explicas la bajada de pantalones ante Casillas y Ramos que sacó del Madrid a Mou? ¿Quieres de decir que tocaba sacar a Mou para volver a poner en juego al Barcelona?

Yo creo que las c...

Por supuesto. Tocaba sacar a Mou y devolver el mando a las divas para reflotar al Farsa, lo mismo que ahora toca poner las cosas en su sitio otra vez, y se aprovechará para echar al toportero quemado (gracias a Mou), dejando a sus herederos latentes dentro para tirar de ellos más adelante cuando se requiera echar otra vez el freno al Madrid, es decir, echar a Benítez.

La única duda para la próxima temporada reside en si echando al gran lastre toportero unido a una pretemporada seria con Benítez, bastará para salir algo del pozo deportivo actual, o se necesitará a Benítez durante el año entero para asegurar ganar algo importante, que es lo que pasará el proximo año.

Me caben pocas dudas de que han pensado en lo primero (que Benítez haga el trabajo sucio ahora, y recoja los frutos Ancelotti), que además es lo novedoso y que está menos visto, pero es cierto que el pozo deportivo del q deben salir es ahora mayor que ayer, porque la Farsa parte de todo un triplete, y con esa cantosa mugre el lavado de la imagen de Floren igual requiere para el próximo año más brillo y éxito desde el principio de lo que necesitaría si la farsa no hubiera ganado tb la Champions...

[ Galego49 ] ha dicho:
06-06-2015

Escelente entrada amigo Pailán y nos hace reflexionar a los madridistas sobre la relación de entrenadores que han pasado por ese vestuario y como tu muy bien apuntas, los bandazos sucesivos en la elección de entrenador y como tu muy bien demuestras, esto no viene de ahora.

[ pezuco ] ha dicho:
06-06-2015

 

Excelente artículo en fondo y forma. Y creo que ya está respondida la pregunta que da título a la entrada, el RM se jode cuando aparece Mendoza, un personaje de díficil descripción, con muchas menos luces que sombras, aunque en su descargo tenemos que decir que al menos ganaba títulos y disponía de un presupuesto limitado. Fue el último presidente que ganó 5 Ligas seguidas.

Problemas creo que ha habido, hay y habra en todos los vestuarios, y en el madridista más, pues como apunta bg_rules, los generosos sueldos y salarios convierten en vedette a cualquier jugador con la cabeza mal amueblada. Pero estas mareantes fichas también se pagan en otros clubes y el divismo no se manifiesta con tanta virulencia. ¿Qué nos hace distintos?.

Para contestar a eso quizá haya que esperar a la próxima entrega de Pailán, desde aquí ya la esperamos con ganas.

 

P.D. Alguien dijo una vez que en medio de una gran tempestad el mismo capitán del barco debe agarrar el timón, ¿Qué podemos esperar los madridistas de un presidente sin principios, cobarde y pusilánime?.

 

[ santagueda ] ha dicho:
05-06-2015

Otra perla del gallego. Pena que se venda tan caro, aunque parece que le está cogiendo el gusto a la tecla. Permítaseme una cita para enmarcar: "es en el palco, moqueta y caviar, y no en el vestuario, baño y masaje..." ¿Podría alguien mandarla a las escuelas de periodismo, por favor?

Coincido con D. Pailán en su percepción sobre Mendoza y espero impaciente su análisis sobre Bernabéu. Espero también que haya una mención a esa prensa que se dice deportiva y que no es ni una cosa ni la otra, porque vaya nivel, Maribel. No obstante, me queda la duda sobre ciertos entrenadores, como Camacho, que se fue por el follón que le montó Figo tras sentarlo en un irrelevante partido de la fase de grupos de la Champions. Cela decía que el que resiste, vence, y no veo yo a Camacho con aires de que resista poco. ¿Qué pasó por detrás?

En resumen, un placer leerte otra vez, D. Pailán. Que se repita.

[ bg_rules ] ha dicho:
05-06-2015

Pues yo me posiciono más por la línea wh. Yo creo que lo que más le incomoda a FP es la prensa, o, casi mejor, el ruido en general, el follón. Quiere aguas tranquilas fundamentalmente. Le interesa llevarse bien con la prensa por motivos obvios, y entre ellos por su propia imagen, que tiene que vender en otros ámbitos que no son los deportivos. Pero en general es un hombre que le va la tranquilidad. Por qué se trajo a Mou resulta incomprensible desde esta perspectiva.

Sin embargo, muchas de sus actuaciones tampoco de sostienen con la anterior explicación, y uno no deja de pensar que hay mucho juego subterráneo que explica esas actuaciones. Por ejemplo, el baile de jugadores y entrenadores y la tira de millones que se mueven con tanta alegría tienen que esconder algo impresentable que lo explique. ¿Por qué se firma a los entrenadores tres años sistemáticamente si se sabe que no duran más que dos? ¿Por qué se les renueva tres años y y a los dos meses se les expulsa? ¿Por qué se fichan jugadores para puestos saturados de ellos, dejando otras demarcaciones cojas? 

En todo caso, el Madrid actual (en realidad, el fútbol actualmente) da bastante asquito. No se puede comparar con lo que hubo antes de Mendoza, que es, a mi modo de ver, el personaje que marca un antes y un después, principalmente porque con Mendoza se disparan las fichas a niveles irracionales. Este creo que es en buena medida el origen de todo, porque de ahí procede el endiosamiento de los jugadores, el divismo desatado y descontrolado. Supongo que antes de Mendoza habría problemas entre entrenadores, jugadores y club. En realidad, bien lo sabemos, para empezar, por el caso Di Stéfano. Pero ahora es diferente. Ahora los jugadores han pasado de ser hombres a ser protagonistas absolutos, modelos ególatras más preocupados de su imagen y su bolsillo que de pegar patadas al balón y ejercer su profesión con entrega. Son, sin discusión, lo peor del deporte en general, y eso que hay muchos otros deportes en los que se ganan buenas cantidades de dinero. Esto demostraría que no sólo es el dinero el factor determinante, pero sin duda sí que es uno de los más influyentes. 

(En ascuas por leer la continuación al artículo de hoy).

[ wh ] ha dicho:
05-06-2015

Zarpi, ¿entonces cómo explicas la bajada de pantalones ante Casillas y Ramos que sacó del Madrid a Mou? ¿Quieres de decir que tocaba sacar a Mou para volver a poner en juego al Barcelona?

Yo creo que las cosas son casi siempre mucho más sencillas: Pérez y Rajoy son dos cobardes que dan bandazos porque siempre eligen la solución más cómoda para ellos. En el ultimátum a Mou, lo más fácil era dejar ir al portugués porque si se quedaba la guerra tenía que echarla no sólo contra las divas del vestuario sino, y lo que es más duro para él, contra la prensa. No me extrañaría nada que, en plan paternal, el mismo hubiera sugerido a Mou que buscara unas aguas más tranquila.

Mira ahora al PP, le están dando hasta en el cielo de la boca y el Rajao no sale a defender a su partido y a los suyos. Estos son dos ejemplos modélicos del que no tiene para dar la cara e intenta jugar, con trampas, por debajo de la mesa. No me gustan nada.

[ zarpi ] ha dicho:
05-06-2015

"¿Cómo es posible que el hombre que se dejó chantajear por los capitanes para echar a Mourinho – uno que sí controlaba el vestuario- pida a otros que hagan lo que el no ha podido hacer?"

La respuesta suele ser la más evidente, y el fallo es el verbo de la pregunta. Florentimo siempre ha "podido" controlar el vestuario, lo que sucede es que nunca ha querido de verdad, sólo alguna vez un poquito cuando el Madrid está demás de hundido, lo justito para levantarlo algo y mantener el frentismo obligatorio; en esas estamos ahora con la esquinita a por el triplete gracias al mejor dúo presidente-entrenador de su farsante historia (Floren-Ancelotti, porque caído Guardiola no es serio adorar al Lucho-Barto)

Florentimo es el controlador, el freno del Sistema traidor para el Madrid, el "Rajoy" sección jurgolística.

[ wh ] ha dicho:
05-06-2015

Ante todo, excelente entrada y, luego de leer esta, espero impaciente por la segunda parte o… aún más.

¿Cuándo se jodió el Madrid? Pues todo parece indicar que con Mendoza comenzó lo peor. 

Y hoy, a propósito de esto, leo en LD que Pérez pidió a Benítez que se hiciera con el control del vestuario. No puedo creer que esto sea cierto, porque si es cierto, Pérez, si tuviera un mínimo de vergüenza, debía presentar su muy deseada –al menos por mi- dimisión. ¿Cómo es posible que el hombre que se dejó chantajear por los capitanes para echar a Mourinho – uno que sí controlaba el vestuario- pida a otros que hagan lo que el no ha podido hacer? ¿Controlar al que él mismo, en un elogio innecesario, gratuito y cobarde, ha llamado “Símbolo”? ¿El, que se supone que todo lo sabe y controla, no sabía que Ancelotti era un manofloja? Vamos, hombre.

¿Cuándo se jodió al Madrid? Pues no lo sé con exactitud, pero sí puedo decir que con Pérez al mando hemos llegado a la incoherencia total. Con Pérez, con este Pérez Superior, estamos más que jodidos, jodidísimos.