Por aquello de no parecer demasiado ingenuos, sería conveniente entender que, ante las propuestas del vicepresidente de Castilla-León respecto al aborto, la histérica reacción de la izquierda socialista/comunista tiene como objetivo agitar el avispero para excitar las desavenencias entre su marca blanca (PP) y la única derecha que nos queda en la pocilga política que nos apesta. Pues qué bien. ¿Y? Lo anómalo aquí no es que la izquierda pretenda dinamitar un gobierno autonómico, pretensión que va de suyo; lo anómalo podría ser, más bien, que el PP se pase por donde amargan los pepinos los acuerdos de gobierno a los que llegó con VOX,  desautorizando al Vicepresidente con este asunto ¡por pedir que a las aborteras se les ofrezca la posibilidad de informarles de la verdadera dimensión de una decisión que, para mí, no es más que una monstruosidad institucionalizada y, para ellos, el democrático y libérrimo ejercicio del derecho a la salud reproductiva y ñañañañaña! Y, sin embargo, tampoco esto es anómalo, porque llueve sobre mojado.

Está claro que, paulatinamente, aquí se está consolidando una transferencia del tratamiento despectivo y de superioridad moral que el PSOE inflige sobre el PP a la relación que el PP pretende tener con VOX. Es decir, la putita que se beneficia Sánchez aspira -hasta ahora no sin cierto éxito- a ser el chulo de Abascal y sus mariachis. A la izquierda le importa menos que una higa que el aborto esto y la mujer lo otro, como le importa un bledo que los violadores salgan a la calle o que la gente esté en las colas del hambre. En realidad, careciendo de principios y sentido ético de la vida, a la izquierda no le importa nada más que tener el poder y aplastar al adversario por lo civil o lo militar, siendo, como lo es, totalitaria, relativista y amoral en su propia esencia. Esta patología socialista ya se ha adueñado a tiempo completo, a su vez, del PP, y lo verdaderamente relevante en todo este asunto es cómo se resuelve la desavenencia castellanoleonesa, porque no es desdeñable que VOX termine sumándose a la fiesta diabólica tragándose otro sapo... más.

Dice Espinosa de los Monteros que en VOX esperan que el Gobierno de Castilla-León se atenga a lo pactado, pero añade -temblemos- que «Si no se hace así, revisaremos las condiciones en las que pactamos con ellos y actuaremos en consecuencia. No quiere decir necesariamente que vayamos a romper Gobierno, sino que reevaluaremos su capacidad o incapacidad de cumplir los pactos». O sea, revisaremos y ¡REEVALUAREMOS SU CAPACIDAD DE CUMPLIR LOS PACTOS! Ñoño de carallo, ¿no? Y esto, señores (y señoras, no vaya a ser…) míos (y mías, y mías…)  se parece mojón y medio al PP mirando a la meca con el culo en pompa y el chulo de la Moncloa (dos veces chulo) con la bayoneta en estado de revista… pero cambiando los protagonistas. Pues bastante tenemos con aguantar aquí, tomando parte en este repugnante sistema oligárquico y corrupto como para que, además, VOX se sume a la orquesta y pretenda que sigamos bailando al son que nos toque junto con todos los músicos del demonio globalista. O VOX da un zapatazo y nos manda el mensaje inequívoco de que no es parte del sistema o de cabeza a la abstención y a la paz de espíritu que siempre proporciona el retorno a la coherencia.