Me equivoqué en mis predicciones: ni se abstuvieron Casado y su Cayetana, ni son (sólo) unos cobardes acomplejados. Finalmente, han escupido un NO a la moción de VOX. Lo que sí han demostrado ambos son cataduras no previstas, tan no previstas que hasta el mismos Abascal, que creía conocer bien a Casado, se ha quedado boquiabierto ante la abyecta catarata que su examigo le vomitó encima en esa cueva de Alí Baba que es nuestro parlamento. No sólo es Casado un cobarde catedralicio, sino un hombre de alma negra y engañosa cara de no haber roto un plato. Es un cobarde porque, como era costumbre de su antecesor, muestra su cara más implacable y bravía con el que cree débil, es decir, con quien está, como VOX, solo y en inferioridad. Si la izquierda y sus terminales representan al matón del colegio que con su banda abusa del débil solitario, Casado y su PP se han convertido en el que, arrugado y temeroso, mira en silencio cómo las hienas atacan y, terminada la faena, con la víctima sola, aislada y herida, le propina las tres últimas patadas creyendo estar a salvo de la reacción de su víctima. 

Ya tenemos a Casado y su PP plenamente integrados en la banda del cordón sanitario, ese mismo que su partido sufría antaño tras el pacto del Tinell. Para escenificar su entrada en la ignominia, Casado acusó a VOX y a su líder de la habitual retahíla de insultos calumniosos que sus nuevos compañeros de grupo salvaje acostumbran a vomitar día sí y día también. Pero de entre todas ellos hubo dos que sólo podrían salir de las más oscuras profundidades de alguien con un interior pútrido, máxime cuando el objeto del vil ataque era alguien que mantenía una relación de amistad. ¡Ay, qué difícil es tener amigos! 

Dijo Casado que Abascal había presentado “una moción contra el partido que le ha dado trabajo durante 15 años”. Queda claro el concepto que Casado tiene de los partidos políticos como agencias de colocación, y se le escapa, además, el tufillo esclavista típico de quienes creen que el trabajador ha de estar agradecido a su patrón por emplearle. Los santos inocentes o cosa así. Mientras Casado sesteaba en Madrid llevando los cafés y haciendo genuflexos méritos para ascender por la escalera que le llevara a donde está, Abascal, con veinticuatro años, recogía su acta de concejal en ambientes casi tan festivos y acogedores como los que disfrutaba el canalla en la capital. El siguiente vídeo lo atestigua:

Este es el trabajo que hacía Abascal en el infierno, con su familia y él mismo amenazados de muerte. Resulta realmente vomitivo tener que oír al de la careta de monaguillo hablar de ingratitud. Gratitud es la que tenemos todos los españoles de bien hacia quienes, como Abascal, han arriesgado o dado sus vidas por unos principios, no como los casados y rajoyes, que traicionaron a las víctimas, exiliados y a su patria entera, y que han engañado a todos intentando hacernos creer que ETA fue derrotada, cuando lo que tenemos es a un gobiernos apuntalado con los defensores de esa banda criminal, gobierno con el que este PP ignominioso, el PP del de la careta de monaguillo, se dispone a repartirse el poder judicial, acto sin duda demostrativo del nivel de sentido democrático del que tanto presume el infame.

Quitada la careta, el protagonista remató su faena yendo aún más lejos, teniendo la desfachatez de afirmar que Abascal, ¡Abascal!, estaba pisoteando el tributo de sangre que dio el PP en el País Vasco, olvidándose de que, si los nombres de los asesinados por ETA están en el diario de sesiones, no es precisamente por el PP. Por el PP lo que está en el parlamento es Bildu, producto de esa manera tranquila de hacer política de la que se vanagloria el ahora objeto de las alabanzas comunistas, socialista, separatistas, golpistas y terroristas, los mismos con los que pastelea lo que haga falta por acción u omisión, que tanto da. 

De Cayetana, no mucho que decir: se nos ha revelado como paradigma de la sumisión al macho de la manada y la reina que transitó del “no al no” hasta el  “no al no al no”. Otra que nos da lecciones de democracia desde su escaño de acatamiento partitocrático, qué cosas. A otro perro con ese hueso, doña campanuda. Una figura para enmarcar.

Bilderberg estará sin duda bien satisfecho: impagable es tener al tonto útil en perfecto estado de revista. La travesía continúa, pero ahora, por fin, con una oposición reconocible limpia de paja hedionda, globalista y cobarde. Esperemos que crezca lo suficiente para poner a toda la mugre en el rincón que les pertenece.