Ya nos merecíamos ganar un partido sin demasiadas tensiones, con comodidad y con aceptable juego –al menos hasta que llegó el cuarto, tras el cual, normal, bajaron las revoluciones-, y ese buen resultado lo conseguimos sin algunas de las más notorias vedettes -Marcelo, Kroos y Cristiano Ronaldo- y con otra vedette –Benzema- que no hizo caso de los bien intencionados consejos –aunque un poco burdos, hay que decirlo también- de Hazte Oír y, ayer, decidió que era día de testosterona y no de estrógeno … y gracias a  eso y a que Zidane decidió dar descanso a los “grandes”, con la sana idea de reservarlos para el decisivo partido ante el Nápoles, los “peques” nos regalaron un partido entretenido,  vivo  y que pudo terminar con la portería de Keylor , virgen si no hubiese sido porque el brasileño que sustituye al Carajal tenía que hacer su “danilada” para hacerse notar.

Ayer, por tanto, no fue día de BBC sino de JAB (James, Asensio y  Benzema  bueno), y estos golpearon con precisión, elegancia y rapidez a los chicos del Eíbar y, en menos de treinta minutos, lucía en el marcador de Ipurua un contundente marcador de cero-tres que era como un knock-out. Hubo momentos del partido en que los “peques” movieron el balón con una velocidad que daba gusto mirar: James, Asensio, Benzema, Lucas y Modric se encargaron de la ofensiva con una muy buena cooperación de Casemiro y Nacho. Me pareció que ayer se jugó, hasta que comenzaron los cambios, con un flexible 4-2-3-1, y el “uno”, Benzema, moviéndose con libertad y sin la presión de tener que estar buscando constantemente al Emperador de Madeira para entregarle el balón, porque –y me gustaría que se me entienda bien- sin Cristiano son todos más libres. Con esto no quiero decir que el Madrid deba prescindir del portugués, pero sí que debería tomar nota ese hombre que, teóricamente, manda en el vestuario –y me refiero, para que no haya dudas, a Zidane y no a Ramos-, para tratar de eliminar esta cristiano-dependencia que tantos pases forzados y, por tanto, tantas oportunidades de gol nos quita.

Poco más que decir del partido excepto que tras el cuarto gol del JAB, en el minuto sesenta de partido, Zinedán comenzó el carrusel de cambios y -¡por fín!- decidió dar  los minutos de la basura –y digo bien, basura, porque el partido ya estaba cerrado y el Madrid estaba relajado- a Mariano el Bueno. Poco pudo hacer el dominicano, porque en la única oportunidad clara que tuvo, donde se quedaba solo ante el portero, le señalaron un falso fuera de juego que le dejó sin llevarse su golito a casa y, a nosotros, sin la manita para decir adiós al Eibar esta temporada. Hay que decir también que González al Cuadrado estuvo bastante bien y excepto ese feo detalle con Mariano –que hay que cargar al bizco linier- y el gol que dicen que regaló al Eibar –que a mí me pareció legal y, como mencioné antes, anoté como cagada de Danilo en el marcaje- se apartó, y mucho, de la habitual línea arminiana.

Y ahora, a esperar al martes, al Nápoles y al equipo “A” en versión buena: sólo una buena versión de los que ayer descansaron nos permitirá seguir soñando con la Duodécima.