El “renovado” PP de Casado ya ha dejado asomar su patita fea y contradictoria en varias ocasiones en el poco tiempo que el joven melifluo recién llegado lleva en el cargo. Como dar crédito a quien ha convivido en silencio y durante años con el traidor que nos ha traído hasta aquí (el Titán de Pontevedra o exregistrador de Santa Pola) es algo reservado a los despistados, incautos o desesperados, la sorpresa de la enésima manifestación de incoherencia en el discurso de la “derecha” española no lleva a sorpresa, aunque sí, desde luego, la envergadura de la ocasión. 

Ana Pastor, como es sabido, es la Presidenta de la Cámara del Congreso. Sin embargo, es, además de eso, miembro (o miembra, quizás) del PP, y sus intervenciones públicas no pueden disociar ambos cargos. Cuando Ana Pastor afirma que si quiere, el golpista número equis llamado Joaquín Torra puede acudir al Congreso para presentar su plan separatista porque “siempre debe haber espacio para todos los planteamientos”, nadie se extraña de que la caterva golpista dé palmas con las orejas y celebre la invitación como si fuera una apertura a lo que algunos creemos que es el vacío y la ruptura pactada por todos los partidos. Cuando la señora esta, que, si somos sinceros, nos parecía una persona más o menos seria, se ve además arropada por el presidente de su partido y por toda la cúpula del mismo, tenemos que entender indefectiblemente que el discurso no es tanto el de la Presidenta de la Cámara como el discurso del propio PP, que a día de hoy pasa por ser el único partido que tiene capacidad de detener el golpe en marcha. Dice la señora esta que “el diálogo es muy necesario para ir por un camino mejor”, lo cual no sabemos si sería un planteamiento extensible a una situación de malos tratos o de violación, por poner un par de ejemplos. Diálogo.

Añade la Presidenta colaboracionista que, invitando al golpista a la sede de representación de la ciudadanía, lejos de producirse una situación equiparable a la del que asó la manteca,  lo que tendremos es una situación ideal, porque, además de hacer un ejercicio de tolerancia  dejando al golpista reclamar su golpe en la sede de la soberanía nacional, a la vez conseguiremos que el golpista pueda “escuchar las ideas del resto”, con la seguridad, añado yo, de que ello se hace muy necesario porque el golpista no tiene ni idea de qué se supone que va a decir el resto del personal respecto a su golpe de estado. Todo ello en clara sincronía, como parece obvio, con el discurso de Casado, ese ser bamboleante que hoy está arriba y mañana está abajo, según le venga el viento electoral y le indique el olfato de los votos.

Parece difícil acumular más irresponsables, ineptos, indocumentados, lerdos y mediocres en el panorama político, aunque parece más probable que en este caso se trate de un nido de traidores en connivencia. Porque, si con todo lo anterior no parecía suficiente, termina la colaboradora necesaria o tonta útil del momento –elijan– poniéndose el delantal para servir el desayuno y atender las necesidades del señorito Sánchez, el golpista en jefe. Si el socialista deslizó hace un par de días el término referéndum para que vaya calando en el personal, ahora quedamos definitivamente espeluznados cuando leemos que la Presidenta del Congreso, ni más ni menos, esa señora de derechas, afirma que, en todo caso, lo que digan los golpistas de un lado (Torra) y los colaboradores del golpe del otro  (o sea, todos los partidos) en el Congreso ha de mantenerse dentro de los límites de la ley y –he aquí la pedrada– “si no, cambiemos ley”. O sea, que no sólo invita al golpista a asaltar el Parlamento sino que invita a todos los ciudadanos a ir asumiendo que todos juntos, golpistas de un lado y del otro, están tranquilamente abiertos a cambiar la ley para que el golpe deje de serlo por arte de magia. Esto lo ha dicho, repetimos, un alto cargo (o carga, quizás) del PP rodeada de la cúpula del partido. Yo sigo pensando que es imposible que toda esta gente sea tan estúpida como para decir estas cosas si no es de forma controlada y con ánimo de colaboración en todo el proceso de desmantelamiento de la nación. 

Naturalmente, los aplausos de toda la chusma izquierdista se han unido a los de los separatistas, cuyo líder parece estar tan abierto a ser el protagonista en la casa de todos los españoles como quien le invita está abierta a que le enchufen una modificación de la constitución por el forin-ofis… siempre dentro de la ley, claro. En definitiva, este es el día en el que la verdadera dimensión de Casado y su partido ha quedado clara y definitivamente despejada, así como el espectro  en el que está dispuesto a moverse la derecha: entre la estupidez más supina y la traición más abyecta.