Resulta que Cruella Álvarez de Toledo se ha subido al carro del cordón sanitario, vomitando un artículo delirante en el que coloca en el mismo paquete a los torragolpistas, a los totalitarios comunistas y a VOX, estos últimos por su “irrupción mediática”, en palabras de la propia mujer fatal, y por sus 100 medidas políticas. Rocío Monasterio le ha respondido vía Facebook porque, puestos a hacer un cordón sanitario, los demócratas de toda la vida de El Mundo le han negado el espacio para la réplica. Todo muy de los tiempos, vaya. Sin embargo, en su respuesta, Rocío Monasterio no ha llegado a tocar la tecla clave con la que poner a la señorita dulce de leche en su sitio. Lo que realmente le pasa a Cruella es que, la pobre, hace como que no se entera para poder maniobrar. Yo ya no sé si esta circula por el PP o por C’s o por la calle de en medio, aunque lo que sí parece claro es que se considera a sí misma como la quintaesencia de la quintaesencia del espíritu democrático, lo cual le proporciona el carácter necesario para distribuir títulos de demócrata sin miedo a equivocarse, y en el reparto del otro día, la chica fatal ha decidido, vaya por Dios, que VOX es lo mismo que Podemos pero en golpista.

De hacerse el tonto hay ya un bien nutrido grupo de caraduras gordos como globos, y unos cuantos, de tanto simular, han terminado por mimetizarse con esa estupidez hasta transformarse en tontos de capirote sin marcha atrás. Pudiera ser que a Cruella le haya pasado esto, y que, por lo tanto, en vez de simular, resulte que se ha convertido en lo que parece, y con ínfulas además. De toda la paparrucha que escribe Cruella, sólo concreta en dos asuntos su sólida argumentación, esa que le lleva a decir que VOX es prácticamente Hitler pero sin bigote. Todo lo demás es un chauchau gratuito que suena a música celestial, pero que tiene tanto valor como afirmar que, para demócrata, la izquierda republicana del 36, dejando ahí mismo la argumentación. O sea, como dijo la fiscal Olga Goma2, “y punto”.

Se rasga Cruella las vestiduras porque Santiago Abascal, al ser preguntado por el totalitario Echenique, respondió lo siguiente: “… nosotros, con los extranjeros que, aunque hayan obtenido la nacionalidad, deciden atacar las libertades o acabar con el sistema democrático y la unidad nacional, haremos todo lo posible para que sean expulsados de España”. Y Cruella, haciéndose la tonta tontísima o vaya usted a saber qué, entiende que Abascal y su partido son xenófobos como lo es el catalán despeinado ese que preside las provincias catalanas. Naturalmente, Cruella hace como que no se da cuenta de que lo relevante no es que el totalitario sea extranjero, sino que trata de destruir España, y que sería enviado a la pampa con los gauchos o directamente al infierno si fuera posible. Por eso, una cubana como Monasterio no es enviada a Cuba, puesto que si fuera por su condición de extranjera, según Cruella no tendría cabida en ese partido pre-hitleriano de nombre VOX. 

Con tan sólido argumento, nuestra demócrata de cabecera y su sugerente voz de mujer fatal despachan el derecho de VOX de simplemente existir y asomar la cabeza diciendo aquí estoy yo y este es mi discurso. Quizás porque la cosa canta un bastante, se esfuerza la señora en ahondar en argumentos, y qué método mejor para ello que hacer un repaso de las propuestas del nuevo partido para así demostrar fehacientemente lo nazi-fachas que son sus nuevos neonacionalistas, que es como la chica les llama a Ortega Lara y los suyos. Pero antes de meterse en las profundidades de lo que vende VOX, se  blinda la muy tramposilla afirmando que quienes estuvimos en Vistalegre “somos gente normal” –gracias, guapa, nos quedamos mucho más tranquilos–,  aunque no tenemos razón para jalear lo que jaleamos –vaya por Dios–. Esperemos que en su concesión de permisos al pueblo para estar donde le plazca sin salirse de la normalidad no se tenga a sí misma como referencia paradigmática.

Veamos cómo "profundiza" nuestra Cruella en lo verdaderamente importante, que son las propuestas: 

“Vuelvo a Vox. Sus 100 propuestas son un pastiche populista, votos para hoy y frustración para mañana. No hace falta que las lean. Basta esta promesa, tan bonita y barata, vistosa e inviable, como un unicornio de papel: «Transformar el Estado autonómico en un Estado de Derecho unitario, con un solo Gobierno y un solo Parlamento». O esta otra, puramente trumpiana en su enfática forma y quimérico fondo: «Levantar un muro infranqueable en Ceuta y Melilla». 

El orden en la argumentación falaz es clásico: la conclusión pasa a premisa, de forma que nos dice primero  lo que son las propuestas, concretamente un pastiche populista. El argumento para la conclusión convertida en premisa es especialmente sólido: no hace falta leer las propuestas –no vaya a ser que les parezcan acertadas–, ya me encargo yo de extraer y descontextualizar un par de ellas y colocarles un sambenito que, mira qué lince, sabe que es comodín: trumpista. Cualquier lerdo universitario americano, europeo o selenita sabe que Trump es igual a la bicha, y viste mucho.

Esta progreta enmascarada y con ínfulas no se revolvió gran cosa en su dignidad de demócrata de toda la vida cuando todo el panorama patrio, junto con ella misma, callaba  mientras un grupo de ciudadanos pretendía dar conferencias en universidades para contestar a la asquerosa le LGTBI de Cifuentes, grupo de ciudadanos cuya libertad de expresión, que es la de todos, era aplastada físicamente a pedradas con la policía contemplando el espectáculo y Cruella tocando la flauta travesera.  Es de suponer que, a nuestra protagonista, Cifuentes y su ley LGTBI le parecen un encanto, especialmente estos dos artículos, que su PP o su C’s defienden hoy y pretenden imponer a nuestros estudiantes de primaria y secundaria mañana mismo:

Art. 70.4.c: Serán infracciones muy graves: la promoción y realización de terapias de aversión o conversión con la finalidad de modificar la orientación sexual o identidad de género de una persona. Para la comisión de esta infracción será irrelevante el consentimiento prestado por la persona sometida a tales terapias.

Art. 72.3.b: Sanciones. Las infracciones muy graves serán sancionadas con multa de 20.001 a 45.000 euros y además podrá imponerse la inhabilitación temporal por un período de hasta tres años para ser titular, la persona física o jurídica, de centros o servicios dedicados a la prestación de servicios públicos. 

Afortunadamente, esta basura no es, precisamente, una de las 100 propuestas de VOX, sino una ley creada y aprobada por los partidos demócratas que Doña Cruella tiene como referentes democráticos. No hagan caso de Cruella, que Cruella es muy mala y muy taimada y, sobre todo, muy LGTBI: pensamiento único en estado puro y cordón sanitario a quien proteste.