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SE ACABÓ LO QUE SE DABA

Tratándose de un partido de cuartos de Copa del Rey, jugándose la ida en el Bernabéu y siendo el rival el Celta, lo que uno se esperaba era un dominio de la situación por parte del equipo madridista y una actitud tirando a conservadora del equipo visitante, con el pensamiento de este último puesto en el partido de vuelta en campo propio. Lo que vimos, sin embargo, y lo vimos desde el minuto cero, fue un duelo incierto en el que quien debía imponerse por jugar de local, por ser el partido de ida, por la calidad de sus jugadores y por su poderío económico era absolutamente incapaz de hacerlo, de forma que lo que empezó de manera bastante preocupante, al final, terminó como el rosario de la aurora. 

La cuestión es que el Madrid salió con tensión y concentrado con lo que decidió utilizar ZZ, que fue un 4-3-3, con CR7 de delantero centro y Lucas y Asensio por las bandas. Detrás de ellos, dos agujeros negros en todos los sentidos, esos alegres brasileiros de samba y pandereta que suben y bajan a discreción creando desequilibrios cósmicos y descubiertos en los que se pierde la vista mirando al horizonte. Con lo que no contaban los chicos de ZZ –ni nosotros mismos– era con un adversario tan aguerrido, tan desprovisto de complejos y tan fuerte como ellos, de forma que asistimos a una primera parte equilibrada en la que se anunciaba peligro de lío de envergadura, dado que aquello tenía aspecto de desequilibrarse por cualquiera de los dos bandos en cualquier momento. Aun así, grandes ocasiones no las hubo por ninguna de las dos partes, entre las limitaciones de unos y las imprecisiones de los otros, con un Ronaldo sublime pero al revés, o sea, sin dar pie con bolo y machacando lo poco que se le ponía a tiro. Por su lado, el árbitro, amenazante al principio aunque terminara quedando sólo en susto la cosa, en el minuto seis le colocaba una tarjeta de chiste a Ramos, lo que, como es sabido, es garantía de expulsión o casi. Efectivamente, hubo un momento que el sevillano la rozó, dando un manotazo a un contrario. Como a este le gustan las sensaciones fuertes, supongo que agradecería la primera tarjeta que se inventó el paquete del pito y que le ponía en posición de fusilamiento. Al final, no llegó la sangre al río, pero cerca le anduvo.

Naturalmente, lo que fue en el primer tiempo un partido equilibrado e intenso, aunque bastante aburrido, había que convertirlo en una verbena en la segunda parte, cuanto antes mejor. Para este tipo de asuntos tenemos un especialista en el banquillo y unos cuantos jugadores en el campo que, borrachos de éxito con tanto empate y tanta victoria en número de 40, no andan muy duchos en el arte de saber ir perdiendo, de forma que les suelen entrar primero las prisas y luego los nervios, acabando en la histeria colectiva y en los malos modos en ocasiones. Muy razonablemente, se debían de sentir ZZ y sus muchachos obligados a dar un golpe de autoridad dadas las circunstancias (local, ida, eliminatoria), de forma que salieron en la segunda parte con mayor intensidad y decisión, para encontrarse, de nuevo, con un chulo enfrente que no se amilanaba. Sería pronto cuando se produce la jugada que inicia el desequilibrio.

En el minuto dos de la segunda parte, Roncaglia le da con la porra, el látigo, la estaca, dos cadenas y cuatro navajazos a Asensio, que queda fuera de combate. Se dice que aquello fue fortuito, pero si yo me viera obligado a apostar –ojo, sólo si me viera obligado–, diría que aquello buena intención no tenía. El caso es que el madridista se llevó cuatro galletas en forma de agarrón, patada en la cabeza, pisotón descomunal y torcedura de brazo, lo que no está nada mal en menos de un segundo. Así que, mientras Danilo y Marcelo jugaban a los bolos, Asensio le ponía en bandeja a súper Sisú la oportunidad de empezar a equivocarse preludiando el despelote táctico típico de la casa. Contra toda lógica, con Isco en el banquillo, decide sacar a Morata para sustituir a Asensio. Yo no lo hubiese hecho, pero hay que reconocer que esto es discutible, o sea que allá películas. No parecía la mejor opción, pero el que manda es el que manda. Que después Morata  no aportara nada de nada al partido no es culpa de ZZ, pero sí lo es optar por sustituir a un jugador dinámico y de toque fino como Asensio por un delantero centro tocho, lo que de entrada supone un panorama de muy diferente textura. 

Fue en estos momentos de ímpetu madridista  dictado por la necesidad cuando al Celta se le vio alguna duda, pero ahí estaban Ramos y Marcelo (el primero soltando el marcaje y el segundo poniéndole de tacón la pelota a Aspas para que marcara a placer) para solucionarles la papeleta a los gallegos, que con la inestimable asistencia de ambos jugadores se pusieron 0-1 en el minuto 64. Aquello pintaba francamente mal.

Fue entonces cuando aparece un nuevo brote en el jardín de nuestro entrenador, cuyo equipo se encuentra a los pocos minutos con el 1-1 tras disparo con rebote del mismo que de tacón había dejado en bandeja el primer gol a los visitantes. Buen botín sacaba el Celta, porque si bien un 0-0 no es nunca un mal resultado para el local en una eliminatoria, el 1-1 francamente empieza a oler a muerto. Para dejar claro que la suerte parece habérsele acabado a ZZ, al minuto del empate Lucas (para mí uno de los más notables hasta ese momento) pierde de manera lamentable un balón en el centro del campo con la defensa completamente descolocada, lo que añadido a la lentitud de Ramos para aplicar la diagonal y salir al corte, supone una autopista para el rival que aprovecha para ponerse 1-2 en el marcador. Entramos entonces en los encuentros en la tercera fase, encuentros de dos elementos explosivos: el de la histeria colectiva y el del barullo táctico propiciado por ZZ y sus insondables cambios.  

Inmediatamente después del error de Lucas, el mismo es sustituido por ¡Kovacic! Uno tiene que suponer que el cambio no es debido al error del primero, sino que estaba decidido minutos antes. Perdemos así al mejor extremo (el único, porque a Marcelo le tenían tomada la medida) y colocamos un medio centro en posición de media punta, aunque uno ya no sabe quién es quién y para qué sirven. El caso es que nos encontramos a Kovacic donde en la primera parte encontrábamos de forma surrealista a Casemiro, que es de enganche. Que Casemiro estuviera jugando de enganche y Kroos y Modric atrás son cosas que a mí se me escapan, pero son cosas que ocurren con ZZ. Ahora, en la segunda parte, lo que tenemos es el inicio de un desbarajuste, que llega a su culminación cuando ZZ tira de chistera y se saca un conejo que de elefantiásicas dimensiones: sienta a Danilo (qué desastre de jugador) y mete a Benzema, con lo que por la derecha ya no queda definitivamente nadie y, a cambio, tenemos tres delanteros centros y un defensa menos. Para compensarlo, retrasa a Casemiro, mientras Kroos se tropieza con Kovacic, Kovacic con Modric y los tres de arriba mandan los balones al tercer anfiteatro en un despropósito táctico que sólo el conformismo céltico evitó que se tradujera en una debacle definitivamente letal.  Yo, qué quieren que les diga, cuando veo estas cosas, ZZ me parece un auténtico truño de entrenador. Seguramente estaré equivocado, pero hay ciertas cosas que son difíciles de explicar, y estas que cuento no son precisamente las primeras.

Recordemos, para terminar, lo que venimos diciendo hace tiempo respecto a la matraca de los cuarenta partidos imbatidos. Cuando se empataron partidos con equipos de tercera fila de manera lamentable, se engordó la cifra; cuando se ganó de chiripa otros partidos que debieron haberse perdido, se engordó la cifra; cuando en Sevilla de cortó la “racha”, se debió a una circunstancia tan fortuita como otras que, antes, lo habían sido igualmente pero en el sentido contrario. En todos los casos, todo aquello era una filfa, como lo es el odioso “resultadismo”, ese pasatiempo al que tantos son aficionados. Los resultados ni son garantía, por sí mismos, del éxito ni reflejan necesariamente un trabajo bien hecho, mucho menos en un juego que, como el fútbol, está al pairo de la fortuna multiplicada por 93. Veremos ahora cómo resuelve la papeleta el Madrid en Vigo. Este es el primer escollo de verdadera envergadura que se encuentra el Madrid esta temporada, y desde luego no el circo ese del mundialito que, eso sí, proporciona suculentos contratos, lustre artificial y un escudo más feo que el culo de un mandril en la camiseta. Veremos. 

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[ pezuco ] ha dicho:
20-01-2017

 

Queda perfectamente explicado por el blogger el desastre ocurrido en el Bernabeu, propiciado fundamentalmente por acción e inacción de Zineduco. Castigar a James es más fácil que hacerlo a Canelita o Cristiano y los cambios y/o no cambios son para descifrarlos con pierdra Roseta, pues parecen jeroglíficos.

Personalmente no me sorprendió el Celta, lo avisamos aquí, tienen armado un buen equipo y juegan alegres en ataque. Un entrenador serio que sabe lo que hae. Los nuestros, son romos en ataque, on el peor Cristiano que se ha visto de delantero centro, su colega Benzemá ha regresado con su autismo y atrás ha vuelto Canelita con nuevos bríos, esto es, a perder la posición constantemente, llegar tarde a los cruces, jugarse la expulsión en cada partido y hacer que los aficionados nos echemos a templar en cada "ramosada" que perpetra.

Y sí, el récord era una engañifa de tres al cuarto, que además de inútil no reflejaba la situación real del equipo y tapaba unas carencias vergnzosas para qien es o debería ser el mejor club.

Me produce risa floja cuando leo los tópicos acerca de remontar en Balaídos. Nada es imposible, sobre todo en deporte, cuanto más en el fútbol y sobre todo si quien tiene que hacer la gesta es el RM, pero tal y como está el equipo, la falta de entrenador y las sensaciones que provoca el Madrid, mucho me temo que apenas hay opciones. Quizá el carácter atacante de los gallegos pueda provocarles algún error y podamos hacer goles, pero en su estadio y con todo a favor...

 

P.D. Que no saquen el espíritu de Juanito con la Ouija para el partido de vuelta, por favor, dejen descansar a los muertos en paz.

 

[ Galego49 ] ha dicho:
19-01-2017

Que bueno lo de WH en que Cristiano en este momento no se va ni de Paquirrín y me parece que después de todo el descanso que está teniendo este año, éste sea ya irrecuperable pues ni corre, ni dribla ni marca y casi siempre golpea el balón en semifallo como ocurrió ayer al igual que otra oportunidad que tuvo en Sevilla muy parecida a la de ayer. El equipo como ya hemos visto en otras ocasiones, ha entrado en barrena y esto no lo salva nadie pues al entrenador pacificador del vestuario y como muy bien decíamos muchos a pesar de los records, se le ven las costuras en cuanto tiene que hacer algún cambio y ojalá me equivoque, pero esto no ha hecho más que empezar, cuando por lo menos en la liga, lo tenemos bastante bien, pero jugando al tran tran, no se le gana a ningún equipo medianamente organizado y para muestra el partido de ayer contra el Celta, que lo único que hizo fue aguantar, presionar y esperar los fallos del guitarrista como casi siempre. Lo del arbitraje descarado y sibilino del Bobalán indica que de las alturas ya han llegado avisos al estamento arbitral de como se tiene que arbitrar y a quien se le devuelven los favores, porque lo que le hicieron a Asensio delante de su geta, es de juzgado de guardia y para terminar y como muy bien cantaban los "Mojinos Escocíos"

Al carajo al carajo que se vayan al carajo.

[ wh ] ha dicho:
19-01-2017

Ayer el entrenador más amado por Forbestino I de ACS volvió a sufrir otro ataque del ya conocido como "Sindrome del Legia" y los cambios que hizo fueron una cagada tras otra. Hay que decir, a modo de poco creíble disculpa, que el primer cambio vino tras la entrada asesina que sufrió Marco Asensio y en la que el asesino -como si se tratata de un bienvenido refugiado- se fue de rositas. 

Volvimos a jugar con diez jugadores la mayor parte del partido...no sé qué está pasando con Ronaldo pero está a un nivel bajísimo, creo que no se escaparía ni de Paquirrín. Lo peor fue que terminamos con ocho, pues ni Bezema ni el protestón Morata aportaron nada. ¿Por qué no puso Zidane a Mariano el Bueno? Ni idea. ¿Se acabó la suerte? Pues, sinceramente, tras el cabreo que me cogí anoche espero que no.

Ahora, como ya hemos visto tantas veces vendrán las conjuras -con cenas o sin ellas- y a contarnos, una vez más, que se dejarán la piel en Vigo...claro, como se la dejaron ayer en casa. Resumiendo, que el sueño del triplete está a punto de irse al carajo.

[ NickAdams ] ha dicho:
19-01-2017

Bien el apunte de ZapeZipi sobre el partido de ayer en la entrada anterior. Totalmente de acuerdo con bg_rules en la entrada de hoy. Papelón enorme del Zidane entrenador y otro partido en que jugamos con diez: Ronaldo no está y, lo que es peor, ya no se le espera.

No nos veo remontando en Vigo. Ojalá me equivoque.