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UN SACO DE MODERNIDAD

Desde que adquirió un protagonismo a nivel nacional, a mí este político de Ciudadanos siempre me ha recordado a Casillas; incluso físicamente se le da un aire. La manera en que me recuerda Rivera al portero dejado al descubierto por su padrino y mentor principal (¡qué cosas tiene este Del Bosque!) fundamentalmente se centra en esa sensación que transmite de poca fiabilidad, ese aroma a moneda de tres euros que le rodea permanentemente, con ese discurso plástico y sospechosamente ubicado en el fiel de la balanza de manera tan forzada como permanente, de forma que todo su contenido se preocupa exclusivamente por aparecer como lo correcto, lo equilibrado y lo descontaminado… Yo creo que, como ocurría con la cruz que fue del Madrid, hay momentos en que verdaderamente esta doña Perfecta Aseadita se cree un mesías inmaculado que viene a salvarnos a todos de la ponzoña política, un imprescindible de libro, un bruñido moderno y muy digital, un Kent de la nueva política, como a él le gusta decir, una selébriti de nuevo cuño rodeado de Barbies, incompatible con los modos apolillados de un tipo medio estrábico, o eshtrábico quizás, y de aspecto decimonónico. Porque si hay alguien que represente la modernidad, ese es Albert Rivera.

Lo que ocurre es que “modernidad” es uno más de estos términos que en esta guerra del lenguaje se nos ha impuesto como un positivo absoluto, al modo que ocurre con otros como “progresía”, “igualitario” , “sostenible” o “flexibilidad”, en los que se desatiende tan ricamente hacia dónde se quiere progresar, en qué términos se quiere ser igual, en qué estado se quiere uno mantener y sobre qué asunto se quiere uno realmente contradecir. Siento desilusionar a algunos, pero una de las características de nuestro tiempo (y consecuentemente de la calidad de lo moderno) es la inconsistencia de los principios (o su completa ausencia) y la consecuente volubilidad en los comportamientos, de lo cual necesariamente se deriva una inapelable ausencia de fiabilidad, que es justamente lo que más define a este político de nuevo, o menos nuevo, cuño. Si, además de esto de la modernidad, el sujeto en cuestión se empeña con denuedo en declararse, no ya de centro, sino el Centro, con mayúscula, que es como decir no estar en ningún sitio y estar en todos a la vez, ustedes comprenderán que el recelo ante tanta ubicuidad va aumentando exponencialmente.

Con perfiles como el de este chico, es cuestión de tiempo y paciencia el ver cómo su inconsistencia de manifiesta de manera digamos que explosiva. Este Rivera, que lleva dándonos la lección político-moral desde hace meses, señalando con su juvenil dedo a Rajoy como al epítome perfecto de la naftalina política embarrada, resulta que ahora, después de aburrirnos con el monocorde y machacón “no pactaremos un gobierno con Rajoy como líder; otra cosa es que estén dispuestos a cambiar el equipo” –porque, como es natural, una perfección en estado puro como Ciudadanos no puede enfangarse entre tanto detritus–, nos asegura que él nunca había vetado a Mariano Rajoy, toma higos, Pepa, que se agusanan. Y como el material del que está hecho es como el de Kent, sintético y prácticamente indestructible, pero, eso sí, estéticamente inmejorable, se queda tan ancho, con esa cara de niño bueno que tiene, pero dura como el cemento. Ahora, por arte de magia, se ha convertido en “oposición responsable”, que es una metamorfosis que siempre viste bien.

Cualquiera con un mínimo de decoro, después de pirueta tan contorsionista como esta, diría que se esfuma. Uno puede comprender que las presiones le obliguen, puede comprender que las circunstancias cambien, incluso puede comprender una cierta “flexibilidad” de esa que puede tragarse como término deseable mientras se mantenga dentro de unos márgenes. Pero pasarte un buen puñado de meses sacudiendo con un leitmotiv para terminar ciscándote en él mandando toda tu sinfonía de la perfección al mismísimo carajo, ni una moneda de tres euros como esta lo resiste. Si Rivera tuviera un solo gramo de decencia política, habría dicho que, comprendiendo las circunstancias pero sintiéndolo mucho, me la envaino y dimito. Demasiado para tanta modernidad, claro.

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[ pezuco ] ha dicho:
11-07-2016

 

El problema de Ciudadanos es que no se puede nadar siempre guardando la ropa. O se es progre o de centro, o prefieres a la derecha (o lo que queda de ella) o al progrerío.

La gente con pensamiento liberal-conservador puede votarle creyendo que con su voto Ciudadano va a regenerar al PP, pero si después pacta con el progresismo corrupto hasta tuétano del PSOE andaluz,hace la vida imposible a Cifuentes y firma acuerdos con Pedro Sánchez...¿De verdad van a seguir esperando los votos conservadores?.

Riverita, bobalicón carita, tuvo su momento de gloria en su tierra catalana, defendió a los españolistas del nazi-onalismo, pero el éxito se le subió a la cabeza y se creyó lo que no era: un político con ideas y principios que regenerara la vieja política.

El otro día contaron en la radio las 6o y pico veces que el bobalicón declaró imposible el pacto con el PP si permanecía Rajao al frente de su partido. Ahora nos cuenta que nunca hubo veto... ¿Qué credibilidad tiene dicho personaje?.

Rajao será lo que sea, pero tiene más experiencia en política y cicatrices que todos sus adversarios juntos. Además muchos votantes peperos saben leer y escribir, son más complicados de engañar. A otro perro con ese hueso.

 

[ abiesp ] ha dicho:
09-07-2016

La verdad es que este señor ha tenido el mérito de inventarse un partido de la nada, para un propósito tan noble como parecía ser representar y defender a los muchos catalanes o residentes en Cataluña de los politicastros infumables que llevan ya camino de cuarenta años machacando los derechos básicos de los ciudadanos, con una hedionda corrupción, o simplemente arrasando con la persecución al idioma español, lengua materna mayoritaria en esa región, prohibiendo en la práctica su uso en las escuelas y marginando a quien quiera enseñarse en ella. Y, claro está, obteniendo allí cada vez mejores resultados, prueba clarísima de la falta que hacía en Cataluña un partido así.

Pero hete aquí que salta a la palestra nacional y vemos que, en vez de remarcar en su programa la misma y excelente defensa de los derechos de todos los españoles, vivan en el sitio de España que vivan, estrategia tan evidente, necesaria y, encima, provechosa para ellos,  se olvida de incluirlo en su programa básico de gobierno para, como bien se dice aquí, repartir carnets de modernidad y regeneración de la ciertamente mejorable casta política española de hoy en día. Y claro, el votante que un día vio una esperanza, se queda a cuadros. Así les ha ido en Cataluña, y en toda España, en las generales. Y, claro, viendo que su estrategia de meterle el dedo en el ojo al sin duda malvado Rajoy le ha ido fatal, ahora recula, sin reconocer el fallo, consciente del poco futuro que tendría de seguir haciendo de perrito faldero del inefable psoe.

De todos modos, visto lo que hay en los otros partidos, y que hay gente válida en el suyo, todavía cabe darles el beneficio de la duda, toda vez que partidos que nacieron como una posible regeneración, como upyd y vox están apagados o fuera de cobertura.

 

 

 

[ wh ] ha dicho:
09-07-2016

A Riverita, ese muchacho tan simpático y que tan bien arrancó su carrera en territorio hostil, se le está viendo, desde hace mucho rato el plumero. Hablar es muy fácil, pero el día a día - y eso que no han gestionado nada en ningún sitio- va sacando a la luz los peores defectos de un aceptable tribunero que tiene un miedo terrible a mojarse con el poder...y viendo a una buena parte del personal que le rodea, intentando siempre nadar y guardar la ropa, la desconfianza hacia el equipo naranja va in crescendo. Vamos, que ha estado sembrado el blogger con eso de la moneda de tres euracos.

[ NickAdams ] ha dicho:
09-07-2016

Una vez más totalmente de acuerdo con bg_rules. Johm Paul George Ringo Rivera, el primer y único beatle de Ciudadanos, es más falso que Judas. Lo bueno es que esa "equidistancia" ya empieza a apestar en su propio partido y me temo que más pronto que tarde Riverita seguirá la senda que le ha marcado su predecesora Rosita Díez.

Las cabezas fundadores de Ciudadanos, al menos, ya lo han señalado. Ahora todo es cuestión de tiempo y unas nuevas elecciones.