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LÍMITES PRE-NAZIS

Me contaba un amigo que se pelea entre adolescentes a diario que el nivel de respeto hacia la figura del profesor ha ido descendiendo alarmantemente a lo largo de estos últimos años. Sobre este asunto hay básicamente dos interpretaciones, dicho esto a modo de simplificación. Hay docentes que entienden que este es un problema social, y que el sistema y la Administración tienen a los profesores atados de pies y manos y sin defensa posible, y que lo que toca es, por lo tanto, aguantar porque, dicen,  “no se puede hacer nada cuando te faltan al respeto porque es enseñanza obligatoria”, y tal y tal, que diría Jesús Gil, q.e.p.d. Hay otros que, sin embargo, admitiendo que una buena parte de la responsabilidad recae en la sociedad en general y en los padres en particular, afirman que la mayor parte de esa responsabilidad es, en última instancia, de los propios profesores a causa de su permisividad. 

En sus discusiones con sus colegas, presenta mi amigo dos argumentos para respaldar esta opinión, uno de ellos de carácter valorativo y el otro irrefutable. Dice que, para empezar, gran parte del profesorado desiste de tomar medidas disciplinarias para evitar aparecer como personas dogmáticas, autoritarias y muy probablemente franquistas. Por otra parte –y esto es lo irrebatible–, añade que todos y cada uno de los profesores que presentan ese nivel de permisividad general antes aludido tienen, a la vez y de forma contradictoria, límites que no permitirían ser sobrepasados, generalmente en cuestiones relacionadas con machismo/feminismo , con racismo y/o cuestiones relacionadas con el maltrato y el sexo. Por eso, cuando a esos profesionales de la permisividad se les oye argumentar que contra la falta de educación y disciplina nada se puede hacer, mi amigo suele preguntarles, por ejemplo, si creen que también tendrían que aguantar que un alumno les tocara el culo cada día al entrar a impartir su clase de darse el caso, por aquello del “no se puede hacer nada cuando te faltan al respeto porque es enseñanza obligatoria”, y tal y tal. Naturalmente, la respuesta es siempre que eso sí tendría respuesta, lo mismo que la tendría sin duda si a una profesora de origen oriental los alumnos la llamaran amarilla, a un profesor amanerado lo llamaran maricón o a una profesora, por ser mujer, le dijeran que no piensan seguir sus instrucciones porque en su cultura las mujeres son literalmente una mierda empapelá. La conclusión obvia es que todos tenemos un límite más allá del cual no estamos dispuestos a transigir; la siguiente conclusión es que el deterioro disciplinario es el producto de dónde se colocan esos límites y, por lo tanto, de quienes los colocan, que son los profesores. Por esto, dice mi amigo, la principal responsabilidad recae en quienes han claudicado soportando muchos comportamientos que en cualquier otro ámbito social serían inimaginables, y no tanto en quienes los rebasan porque se lo permiten. 

Pues bien, exactamente el mismo argumento es pertinente utilizar cuando hablamos del problema de la inmigración. Estamos viendo estos días a ese ejército de hipócritas rasgándose las vestiduras porque un tipo tan grimoso como valiente, teniendo en cuenta el contexto donde nos movemos, ha dicho que va a expulsar de su país a todos los inmigrantes ilegales con delitos en su historial, como si esto fuera la antesala de los campos de concentración nazis y no una medida cargada de lógica y de justicia que ya quisiéramos nosotros ver llevada a efecto aquí, ahorrándonos de esta manera las pandillas organizadas de delincuentes del este que todos sabemos que operan en nuestro país. Viste mucho eso de preocuparse por los desamparados, y desde luego resulta más cómodo y barato pontificar  con verborrea barata y demagógica que dar diezmos a las Hermanitas de los Pobres, tan necesitadas ellas. A todos estos habría que decirles eso de “PONGA UN EMIGRANTE EN SU VIDA” y cállate la boca y ahórranos tus sermones de superioridad moral manifiesta y gratis total. Porque, volviendo al argumento anterior, si criticamos a quien anuncia el control sobre la inmigración por el solo hecho de hacerlo, tendremos a la vez que afirmar que éticamente no se pueden poner límites, y que si impedir la entrada a un emigrante es inadmisible por principio y ello hace de Trump un fascista, igualmente lo es impedírselo a todos los demás, con lo que la única solución posible sería abrir las puertas y que entre todo el que quiera, refugees welcome, Carmena dixit. De esta manera, ZP no tendría que haber faltado a su propio discurso de progreta de libro poniendo alambres en la valla que separa Melilla de Marruecos para evitar que se nos metieran cientos de miles de subsaharianos que, sin duda, aprovecharía estos brindis al sol a los que los salvadores del equilibrio universal nos tienen acostumbrados. Ah, ¿que eso no podría ser? ¿Que no nos podríamos permitir que entrase el que quiera, o sea, todos? ¿Que no se podría absorber la avalancha? Ah, ¿que habría que poner límites y algún tipo control? La pregunta que quedaría por formular es la que nos diese la información de dónde ponemos el límite y quién lo pone, de manera que haciendo en esencia exactamente lo mismo (controlar el flujo), pasemos de ser un pre-nazi trumposo a ser un baladí de la alianza de civilizaciones merecedor de, por lo menos, el premio Nobel. Vaya, nos hemos despistado: Obama ya lo tiene por hacer lo que ha anunciado Trump pero elevado a la enésima potencia, y, mientras, el ejército de hipócritas rasga-vestiduras, todos callados como momias, que este es de los nuestros y, además, es negro. 

Pesadez. 

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[ pezuco ] ha dicho:
18-11-2016

 

Pues yo coincido con el blogger, tanto en el negro diagnóstico sobre el alumnado que campea por las aulas, como sobre las causas, y esa claudicación del profesorado que consiente cualquier cosa a sus pupilos.

A un servidor le tocó vivir por dentro de un instituto durante los últimos 6 meses y la experiencia resultó tan enriquecedora como aterrodadora. Sinceramente pienso que el significado de la palabra respeto dejó de conocerse ahí hace mucho tiempo, o directamente se ha borrado del diccionario.

Podría contar anécdotas vividas en esa institución educativa, o contadas por docentes que pocos creerían, podría incluso adjuntar partes de expulsiones... pero resultaría casi absurdo. El que quiera comprobar el estado de salud de la enseñanza española sólo tiene que darse una vuelta por cualquier colegio.

Pero esa actitud es la que tienen los padres hacia los profes de sus hijos, que supongo que al comprobar que los educadores tragan con todo, consienten cualquier cosa en las aulas, se envalentonan.

De papas y profes progres salen chavales podemitizados y ese es el futuro de España, el que no lo quiera ver es ciego, tonto, o un jeta. 

 

P.D. Y sí, cuando el progrerío incrementa sus ataques anti-Trump, mejor me cae a mi, y por lo que veo, a otros. Quizá no esté todo perdido.

 

[ wh ] ha dicho:
18-11-2016

He leído cuatro veces esta excelente y medida entrada de bg_rules y siempre me quedo con la que creo que es la frase clave: “Por esto, dice mi amigo, la principal responsabilidad recae en quienes han claudicado soportando muchos comportamientos que en cualquier otro ámbito social serían inimaginables…”. Yo, con esa mala costumbre que tengo de etiquetar comportamientos para no olvidarlos, he comenzado a llamar a esta actitud el “Síndrome del Profesor Permisivo” que, miren por donde, nos sirve para objetivos múltiples en su modo reducido y –creo que-  más efectivo didácticamente, “Síndrome del PP”,  ese profesor político tan permisivo que permite a los separatistas catalanes hacer lo que les sale de sus pequeñitas y esquiniteras partes; que permite a los de Podemos sacar banderas republicanas en el Parlamento, asaltar capillas, reírse impunemente del holocausto y las víctimas de ETA, defender a delincuentes justamente condenados como el sucio y cobarde Bódalo o el Alfon, etc. Ese PP, ese partido politico permisivo que, cobardemente, sabiendo lo que hay que hacer para reformar la educación a nivel nacional que -no lo dudemos ni un segundo- es la más eficiente fábrica de Iglesias, Monederos, Errejones, Rititas y Tanias que sueñan con ser guerrilleras, luego de sacar una tímida LOMCE, se la carga antes de que se lo demanden en directo para intentar mantener lo único que realmente les importa, el poder, para seguir mangando y saqueando (como todos) a las clases medias españolas.

Por eso es que les asusta tanto -a todos- ese huracanado personaje llamado Donald Trump, porque Trump va a soltar sus verdades (algunas equivocadas, otras acertadas) pero todas políticamente incorrectas y no hay medios para callarlo... a menos que le den el mismo tratamiento que a JFK. Ahora lloran todos por los inmigrantes y por el recién descubierto Muro de México -¡miren que era díficl de ver!- que ya está casi terminado y que mandó a construir el fiel marido –a pesar de las interferencias lewinskinas- de la Hilaria. Lo normal,  lo correcto con los ciudadanos que pagan sus impuestos (en algunos sitios, como España, excesivos  e imprescindibles para la mangancia de la partitocracia) es que todos los países fueran intransigentes con la inmigración ilegal y criminal. Por supuesto que siempre serán bienvenidos los inmigrantes decentes y dispuestos a integrarse lealmente en la sociedad que los recibe, ya sea la española, la norteamericana, la alemana o la francesa. Trump lo sabe perfectamente porque es hijo de una inmigrante escocesa y lo sé también yo, que soy un inmigrante que llegó desde la roja Cuba, sin un céntimo, para empezar desde cero.

Para resumir, servidor está en la línea del gran Clint Eastwood: hasta los mismísimos cojones de lo políticamente correcto.

[ Pailan ] ha dicho:
17-11-2016

 

Buena entraduca, bg_rules, que veo como desahogo de tu docente amigo. Visto lo que se ve en las aulas, el futuro de España es negro subsahariano. Pero no es sólo en las escuelas de enseñanza primaria o secundaria, no. El otro día vi la noticia de las quejas de altos oficiales del Ejército acerca del (escaso) espíritu militar de las nuevas generaciones egresadas de la Academia General Militar y no quiero pensar en la "capacitación" recibida por los estudiantes universitarios, a la vista de las fechorías podemitas.

[ Marcus48 ] ha dicho:
17-11-2016

Ina vez más..y van......unas cuantas, ¡genial! amigo Bg_Rules. No se puede decir mejor y con menos palabras una realidad que, afortunadamente, muchos están empeando a ver. Otros, entre los que nos encontarmos, hace tiempo que "nos olimos la tostada". Un abrazo.

[ NickAdams ] ha dicho:
17-11-2016

Muy buena la comparación ejemplificada en los límites que debemos ponernos indiviual y colectivamente. Creo que ya lo ha comentado alguien por aquí en la entrada anterior pero vale la pena repetirlo: el muro de México está ya casi terminado... y no lo empezó Trump. Esa hermanita de los pobres, tan bien retratada, ha expulsado a más de dos millones de inmigrantes ilegales, y es correcto, pero nadie la acusa de nada. Hartos estamos de la doble vara roja, tan hartos que si siguen alargando la vara y tensando la cuerda esto va a terminar muy mal.

¡Mira la podemita propietaria de varias casas y que no ofrece ninguna a los que nada tiene! Pero nada se le dice, ni tampoco HardFace Black Espinar, a quien debía salía día sí y día también alguien a pedirle que deje el escaño de diputado. Pero bueno, para que seguir, si la peste podemita nos va a hacer más daño de que la bubónica... lo que a esta se llamará peste roja en lugar de negra.